Las afirmaciones en la terminología del Nuevo Pensamiento y la Nueva Era se refieren principalmente a la práctica del pensamiento positivo y el autoempoderamiento, fomentando la creencia de que " con una actitud mental positiva apoyada en afirmaciones se puede triunfar en cualquier cosa".[1] Más concretamente, una afirmación es una frase cuidadosamente elaborada que uno debe repetirse a sí mismo y que se debe escribir con frecuencia. Para que las afirmaciones sean eficaces, se dice que deben ser en tiempo presente, positivas, personales y específicas.
El movimiento del Nuevo Pensamiento no forma parte de la Nueva Era, pero comparte ciertas prácticas. Este concepto ha ganado popularidad gracias al libro El Secreto, de la autora Rhonda Byrne (y también su película de 2006). Estos libros y maestros expresan ideas similares al libro Piense y Hágase Rico, de Napoleón Hill. Byrne se inspiró en particular en el libro La ciencia de hacerse rico, publicado en 1910 por Wallace D. Wattles. También se hace referencia a las afirmaciones en la Programación Neurolingüística (PNL), el Condicionamiento Neuroasociativo (en inglés, Neuro Associative Conditioning o NAC) popularizado por Anthony Robbins, y la hipnosis.
Una creencia relacionada con lo anterior es que un número determinado de personas con una conciencia altamente espiritual propiciará un cambio repentino en toda la población.[2] Y que los seres humanos tenemos la responsabilidad de participar en actividades creativas positivas y de procurar sanarnos a nosotros mismos, a los demás y a la Tierra.[3]
En 1984, Louise Hay, practicante de la Ciencia Religiosa, publicó el libro Usted puede sanar su vida, una guía para la modificación de pensamientos y creencias. Las afirmaciones de Hay están diseñadas para ayudar al lector a reprogramar sus patrones de pensamiento, con la intención de que las creencias subyacentes perjudiciales que, en opinión de Hay, apoyan psicológicamente la enfermedad, sean sustituidas por creencias curativas, eliminando así una barrera para la curación.[4]
Esther Hicks, autora de una serie de libros referentes a la ley de la atracción,[5] recomienda utilizar afirmaciones incluso cuando uno ya se encuentra en un estado de felicidad y paz.
Las afirmaciones de la Nueva Era se presentan en diferentes formas:
Según Rhonda Britten, las afirmaciones funcionan mejor cuando se combinan con el reconocimiento, porque éste crea una "base de datos" de resultados en nuestra mente que sirve para demostrar que podemos hacer lo que estamos afirmando.[6] Por ejemplo, el reconocimiento "Me he comprado un buen par de zapatillas y ropa de gimnasia" podría complementar la afirmación "Puedo alcanzar mi objetivo de perder 9 kilos". El objetivo es centrarse en los pasos que uno ha dado hacia el logro de sus objetivos, en lugar de criticarse a sí mismo por lo que aún no ha conseguido, o por lo que teóricamente se podría haber conseguido pero no se hizo.
Un estudio de 2009 descubrió que las afirmaciones positivas en tiempo presente tenían un efecto positivo en las personas con alta autoestima, pero un efecto perjudicial en las que tenían baja autoestima. Las personas con baja autoestima que hacían afirmaciones positivas en tiempo presente (por ejemplo, "Yo soy") se sintieron peor que las personas que hacían afirmaciones positivas pero con la posibilidad de considerar de qué manera las afirmaciones podían ser falsas. Las personas con baja autoestima que hicieron afirmaciones en tiempo futuro (por ejemplo, "lo haré") experimentaron efectos positivos.[7]
Algunos estudios han demostrado que las autoafirmaciones, que consisten en escribir acerca de los propios valores fundamentales en lugar de repetir una autoafirmación positiva, pueden mejorar el rendimiento en situaciones de estrés.[8]
Un estudio de IRMf realizado en 2016 demostró el papel de las dos regiones cerebrales asociadas a la recompensa y la valoración (el cuerpo estriado ventral y la corteza prefrontal ventromedial) como vías primarias asociadas a la autoafirmación. Las regiones cerebrales asociadas al procesamiento del yo y a la prospección se vincularon además con cambios conductuales positivos medidos objetivamente tras las autoafirmaciones orientadas al futuro.[9]