Angiostrongylus cantonensis | ||
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Hembra adulta de la lombriz "Angiostrongylus cantonensis" con su característica apariencia (extremo anterior de la lombriz en la parte superior). Barra de escala es 1 mm. | ||
Taxonomía | ||
Reino: | Animalia | |
Filo: | Nematoda | |
Clase: | Chromadorea | |
Orden: | Rhabditida | |
Familia: | Angiostrongylidae | |
Género: | Angiostrongylus | |
Especie: |
A.cantonensis (Chen, 1935)[1] | |
Angiostrongylus cantonensis es una especie de parásito nematodo que causa angiostrongiliasis, la causa más común de meningitis eosinofílica en el sureste de Asia y la cuenca del Pacífico.[2] El nematodo por lo general reside en las arterias pulmonares de ratas, de allí su nombre común lombriz pulmonar de las ratas.[3] Los caracoles son los hospedadores primarios intermedios, donde se desarrollan las larvas hasta que pueden infectar.
Los seres humanos son huéspedes incidentales de esta lombriz intestinal y pueden infectarse por la ingestión de larvas en caracoles u otros vectores crudos o poco cocidos, o por agua y verduras contaminadas.[4] Luego, las larvas se transportan a través de la sangre al sistema nervioso central, donde son la causa más común de meningitis eosinofílica, una afección grave que puede provocar la muerte o daño cerebral y nervioso permanente.[5] La angiostrongiliasis es una infección de creciente importancia para la salud pública, ya que la globalización contribuye a la propagación geográfica de la enfermedad.[6][7]
Fue inicialmente identificado por el destacado parasitólogo chino Hsin-Tao Chen en 1935, luego de examinar especímenes de rata,[1] el nematodo Angiostrongylus cantonensis fue identificado en el fluido cerebroespinal de un paciente con meningitis eosinofílica por Nomura y Lim en Taiwán en 1944. Ellos notaron que era posible que la comida cruda ingerida por el paciente estuviera contaminada por ratas. En 1955, Mackerass y Sanders identificaron el ciclo vital de la lombriz en las ratas, definiendo a los caracoles y babosas como hospedadores intermedios, y notando que la transmisión ocurría a través de la sangre, cerebro y pulmones de las ratas.