Antoine Caron | ||
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Información personal | ||
Nacimiento |
1521 Beauvais (Francia) | |
Fallecimiento |
1599 París (Reino de Francia) | |
Nacionalidad | Francesa | |
Educación | ||
Alumno de | ||
Información profesional | ||
Ocupación | Pintor, vidriero e ilustrador | |
Cargos ocupados | Pintor de cámara | |
Movimiento | Escuela de Fontainebleau | |
Antoine Caron (Beauvais, 1521 - París, 1598) fue un pintor francés del Renacimiento, perteneciente al Manierismo de la llamada Escuela de Fontainebleau.
La personalidad de Antoine Caron fue la de un artista multidisciplinar, concepto muy propio del Renacimiento. Destacó como ilustrador, organizador de las fiestas de la Corte y, sobre todo, pintor, durante los reinados de Carlos IX y Enrique III.
La vida y obra de Caron están muy ligadas a la Escuela de Fontainebleau, movimiento cultural iniciado por Francisco I con la importación del arte manierista italiano a suelo francés. Parece haber sido discípulo directo de Niccolò dell'Abbate y Francesco Primaticcio en la década de 1540. El artista siguió fielmente la línea marcada por estos maestros, cultivando un arte aristocrático, refinado, con algunas características bastante peculiares. Fue de hecho Antoine Caron uno de los pocos que logró sacar su nombre del anonimato que distingue en general a los artistas de Fontainebleau.
Si hay algo que singulariza su pintura, es la preferencia por los temas alegóricos, mitológicos o históricos, siempre con un matiz extravagante. Seguramente este tipo de obras eran demandadas y apreciadas en el ambiente cortesano en el que desarrolló su arte. En general, su estilo sigue de cerca la tendencia manierista florentina representada por artistas como Rosso Fiorentino o Salviati, cuyo trabajo debió conocer a través de sus maestros. Caron añade a este infujo un marcado gusto por lo inusual, sobre todo en cuanto a temática, y su dominio del paisaje y las arquitecturas ampulosas (quadratura); en este último aspecto se anticipará a algunas corrientes pictóricas del Barroco.[1] Otro de los elementos más reconocibles de su estilo es el libre uso del color, con preferencia por los tonos tornasolados y ácidos y los contrastes cromáticos llamativos; todo ello dará como resultado una pintura caracterizada por su decorativismo.