Arthur Bowen Davies | ||
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Foto por Gertrude Käsebier c.1907 | ||
Información personal | ||
Nacimiento |
26 de septiembre de 1862 Utica (Estados Unidos) | |
Fallecimiento |
24 de octubre de 1928 Florencia (Reino de Italia) | |
Nacionalidad | Estadounidense | |
Educación | ||
Educación | Chicago Academy of Design, Art Students League | |
Educado en | Liga de estudiantes de arte de Nueva York | |
Información profesional | ||
Ocupación | Pintor y dibujante | |
Área | Pintura | |
Años activo | 1888-1928 | |
Movimientos | The Eight, Ashcan school | |
Seudónimo | Davies, Arthur Bowen | |
Firma | ||
Arthur Bowen Davies (26 de septiembre de 1863–24 de octubre de 1928) fue un artista estadounidense de vanguardia y defensor influyente del arte moderno en los Estados Unidos c. 1910–1928.
Davies nació en Utica, Nueva York.[1] Estaba muy interesado en el dibujo cuando era joven y, a los quince años, asistió a una gran exposición itinerante en su ciudad natal de arte paisajístico estadounidense, con obras de George Inness y miembros de la Hudson River School. El evento tuvo un profundo efecto en él pues estaba especialmente impresionado por los paisajes de Inness.[2] Después de que su familia se mudara a Chicago, Davies estudió en la Academia de Diseño de Chicago desde 1879 hasta 1882 y asistió brevemente el Instituto de Arte de Chicago, antes de trasladarse a la ciudad de Nueva York, donde estudió en la Liga de estudiantes de arte de Nueva York. Trabajó como ilustrador de revistas antes de dedicarse a la pintura.
En 1892, Davies se casó con Virginia Meriwether, una de las primeras médicas del estado de Nueva York. Su familia, ante la sospecha de que su hija pudiera terminar siendo el único sustento de la familia si se casara con un artista pobre, insistió en que el novio firmara un acuerdo prenupcial, con renuncia a cualquier derecho sobre el dinero de su esposa en caso de divorcio. (Davies llegará a ser muy rico a través de la venta de sus pinturas, aunque sus perspectivas al iniciar la treintena no parecían alentadoras). A pesar de las apariencias eran cualquier cosa menos un matrimonio convencional, incluso al margen del hecho de que Davies era un mujeriego. Virginia se había fugado cuando era joven y había asesinado a su marido en su luna de miel cuando descubrió que él era un adicto a las drogas y jugador compulsivo, un hecho que ella y su familia ocultaron a Davies. .[3]
Un hombre urbano con una actitud formal, Arthur B. Davies era "famoso por tímido y retraído." [4] Rara vez invitaba a cualquiera a su estudio y, a su manera evitaba a viejos amigos y conocidos.[5] La razón de la reticencia de Davies se hizo conocida después de su repentina muerte mientras estaba de vacaciones en Italia en 1928: tenía dos esposas (una legal, la otra ilegítima) e hijos con cada una de ellas, un secreto guardado a Virginia por veinticinco años.
Un año después de su matrimonio, las pinturas de Davies empezaron a venderse, lenta pero constantemente.[6] A principios de siglo en Estados Unidos, encontró un mercado para sus suaves evocaciones, expertamente pintadas de un mundo de fantasía. Realizó viajes regulares a Europa, donde se sumergió en el arte holandés y le llegó a fascinar el trabajo de Corot y Millet, que le ayudaron a perfeccionar su sentido del color y refinar su pincelada. Cuando alcanzó los cuarenta años, Davies había demostrado definitivamente que sus suegros estaban equivocados y, fue representado por un prestigioso comerciante de arte de Manhattan, William Macbeth, que tenía una vida cómoda. Su reputación en el momento, y aún hoy, se apoya en sus pinturas de figuras etéreas, la más famosa de las cuales es “Unicorns: Legend, sea calm" (1906) de la colección del Museo Metropolitano de Arte. En la década de 1920, sus obras llegaron a tener precios muy altos y se le reconoció como uno de los pintores estadounidenses más respetados y exitosos financieramente de la historia del arte norteamericano, siendo rutinariamente citado como uno de los artistas más grandes de Estados Unidos. Coleccionistas importantes como Duncan Phillips estaban ansiosos por comprar sus últimos dibujos, acuarelas y óleos.
Davies también fue el principal organizador del Armory Show de 1913 y miembro de The Eight, un grupo de pintores que en 1908 montaron una protesta contra las prácticas restrictivas de exhibición de la poderosa y conservadora Academia Nacional de Diseño. Cinco miembros de The Eight —Robert Henri (1865–1929), George Luks (1867–1933), William Glackens, (1870–1938), John Sloan, (1871–1951), y Everett Shinn (1876–1953)— -fueron pintores realistas, mientras que Davies, Maurice Prendergast (1859–1924), y Ernest Lawson (1873–1939) pintaron en un estilo diferente, menos realista. Su amigo Alfred Stieglitz, mecenas de muchos artistas modernos, consideraba a Davies como el más amplio conocedor del arte contemporáneo que nunca había conocido.[7] Davies también sirvió como asesor de muchos neoyorquinos adinerados que querían orientarse sobre cómo hacer compras para sus colecciones de arte. Dos de esos coleccionistas eran Lizzie P. Bliss y Abby Aldrich Rockefeller, dos de los fundadores del Museum of Modern Art, cuyas colecciones guiadas por Davies finalmente se convirtieron en una parte fundamental de ese museo.[8]
Davies era tranquilo pero muy generoso apoyando a sus compañeros artistas. Fue un mentor para el escultor dotado pero profundamente preocupado John Flannagan, a quien rescató de la pobreza extrema y casi de morir de hambre.[9] Ayudó a financiar el viaje de 1912 de Marsden Hartley a Europa, lo que resultó ser una fase importante de la carrera de Hartley. Recomendó a su propio marchante artistas con problemas financieros pero en los que creía en su talento, como Rockwell Kent.[10]
Sin embargo, Davies también tuvo enemigos. Su papel en la organización del Armory Show, una exhibición masiva de arte moderno que resultó un tanto amenazadora para los realistas estadounidenses como Robert Henri, el líder de The Eight, mostró un lado contundente a su figura que muchos en el mundo del arte no habían visto nunca. Con compañeros artistas como Walt Kuhn y Walter Pach, se dedicaron con gran celo al proyecto de buscar por Europa los mejores ejemplos del Cubismo, Fauvismo, y Futurismo y los difundieron en una exposición en Nueva York y más tarde en Chicago y Boston. Fueron despreciados porque no eran las corrientes que interesaban en ese momento en el arte norteamericano. Davies sabía en qué dirección fluía la marea de la historia del arte y mostró poca tolerancia hacia los que no podían mantener el ritmo.[11]
En una declaración oficial en un panfleto que fue vendido en la sede de Chicago del Armory Show y posteriormente reproducido en la revista Outlook, Davies escribió: "En conseguir juntos las obras de los modernos europeos, la Sociedad [es decir, la entidad organizadora de la Armory Show, la Asociación de Pintores y Escultores Estadounidenses] no se ha embarcado en ninguna propaganda. Propone no entrar en ninguna polémica con cualquier institución... Por supuesto, surgirán controversias, pero no será el resultado de cualquier posición adoptada por la Asociación como tal".[[12] Con estas palabras magistralmente insinceras, Davies fingió que los hombres que habían traído algo del arte contemporáneo más radical a los Estados Unidos estaban simplemente ofreciendo a los estadounidenses la oportunidad de una experiencia de visualización desapasionada. En realidad, Davies, Kuhn y Pach sabían que su audaz proyecto era susceptible de alterar, con decisión y de forma permanente, el paisaje cultural de Norteamérica.
Arthur B. Davies es una anomalía en la historia del arte estadounidense, un artista cuya obra lírica propia podría ser descrita como moderada y conservadora, pero cuyos gustos eran tan avanzados y abiertos a la experimentación como los de cualquiera de su tiempo. (Su colección de arte personal en el momento de su muerte incluyó obras de Alfred Maurer, Marsden Hartley, y Joseph Stella así como los principales modernistas europeos Cézanne y Brâncuși.[13]) Como escribió el historiador de arte Milton Brown, del período temprano de Davies, "un producto de la escuela Tonalista y de Whistler, había desarrollado un estilo decorativo único.", con influencias que van desde el arte griego helenístico de Sandro Botticelli, hasta el pintor alemán Arnold Böcklin, y el Prerrafaelismo inglés.[14] Un pintor de doncellas de ensueño y de los "idilios de friso," que era muy a menudo comparado con el artista francés Puvis de Chavannes. Su implicación con el Armory Show y la exposición prolongada al modernismo europeo, sin embargo, cambiaron su punto de vista por completo. Como escribió el historiador de arte Sam Hunter , "[Uno] podría apenas haber adivinado que los colores vivos de Matisse y la simplificación radical de los cubistas se llevarían bien con Davies," pero así lo hicieron.[15] Su trabajo posterior intentó fusionar un fuerte color y un sentido cubista de la estructura y las formas cubistas con su continua preocupación por el cuerpo femenino, delicado movimiento, y una perspectiva esencialmente romántica. Un crítico escribió en 1913,[16] que las pinturas de inspiración cubista de Davies tienen un atractivo elegante, pero no están en el espíritu más riguroso o auténtico del cubismo practicado por Picasso, Georges Braque, y Juan Gris.
En 1918, Davies regresó, en gran parte, a su estilo anterior. Kimberly Orcutt especula plausiblemente que Davies encontró angustiosas las reacciones mixtas (y réplicas a veces muy negativas) a sus exploraciones más modernistas y así "devuelto al estilo que se esperaba de él, el que le había traído la alabanza y la prosperidad." [17] Un tradicionalista, un visionario, un fantasioso arcadiano, un defensor de la modernidad, son algunas de las variadas y aparentemente contradictorias descripciones de Arthur B. Davies.
(En orden alfabético por Estado, luego por ciudad, y luego por nombre de museo)
B. Davies: http://www.archive.org/stream/americanpainters00sheriala#page/46/mode/2up