La banca pública comprende a toda aquella entidad bancaria en la cual el Estado u otros actores públicos sean sus propietarios.[1] Se trata, por tanto, de una empresa pública.
La banca pública es la banca que opera al servicio del gobierno vía, instituciones en propiedad pública a través de los políticos intervencionistas que los representan. Los bancos públicos pueden existir a todos los niveles, desde nivel local a regional o nacional e incluso internacional. Cualquier organismo gubernamental que pueda satisfacer las necesidades bancarias locales pueden, en teoría, crear una institución financiera.
La banca pública se distingue de la banca privada en que sus acciones son motivadas para el gobierno. Bancos privados, por el contrario, buscan generar beneficios a corto plazo para los accionistas y para mejorar los servicios y productos ofrecidos a los consumidores. Los bancos públicos son capaces de reducir los impuestos dentro de sus [jurisdicciones], porque sus beneficios son devueltas al fondo general de la entidad pública.
Para el socialismo, la banca pública es un factor clave en la economía mundial, el símbolo de la capacidad de inversión del Estado con el capitalismo privado.
En cambio, el liberalismo prefiere su privatización, su transformación en un grupo privado, como medida para conseguir su mejor funcionamiento y evitar las injerencias políticas en asuntos bancarios.