La barandilla o baranda es un tipo de parapeto formado de balaustres, que constituye un elemento de protección para balcones, escaleras, puentes u otros elementos similares.
La barandilla sigue el perímetro de la estructura con una altura constante, permitiendo apoyarse gracias a su travesaño superior, llamado pasamano o pasamanos. En su forma actual, las barandillas constituyen una evolución de las soluciones típicas aplicadas a edificios populares de inicios del siglo XIX.
La barandilla constituye un elemento de cierre o separación de estructura ligera que, por su configuración, permite el paso de la luz, no impidiendo así las vistas. En ciertas ocasiones puede ser llamado antepecho.
Barandillas para cubiertas no accesibles al público: permite asegurar las cubiertas durante las operaciones de mantenimiento o de limpieza.
Se aplican diferentes reglas para la construcción de una barandilla donde va a estar instalada. La balaustrada puede ser de metal, madera, pétrea, de hormigón armado, etc.
Según la posición que ocupan, las barandillas pueden asumir configuraciones particulares.
Los balaustres están formados a veces por elementos continuos en toda la altura del edificio, asumiendo a menudo funciones decorativas. Para protegerlos, es necesario tener en cuenta la dilatación que pueden sufrir por causa de las variaciones de temperatura.
Si los balcones no sobresalen de la fachada, la barandilla puede comprender un travesaño superior (con funciones de pasamanos) y uno inferior, cerrados con elementos del mismo estilo.
También se pueden encontrar parapetos mixtos, realizados tanto con vanos como con zonas rellenas o elementos de vidrio.
El caso de las instalaciones industriales y de las cubiertas no accesibles al público son iguales. La norma aplicable es la EN ISO 14122-3. La altura mínima de protección desde el suelo de la cubierta es de 1100 mm con un rodapié de 100mm abajo de la barandilla.