El Bestiario de Aberdeen es un manuscrito iluminado hecho en Inglaterra durante el siglo xii, escrito en latín e incluye notas, bocetos y otras pruebas de la forma en que fue diseñado y ejecutado. Se considera una recopilación de obras similares, como el Physiologus griego e incluye además capítulos del Génesis, tal como los primeros días de la creación.[cita requerida]
Se sabe que el manuscrito data del siglo XII, sin embargo se desconoce exactamente en qué fecha y lugar fue creado, y su autor es desconocido. Al respecto hay dos teorías que especulan sobre su origen. Xénia Muratova sugiere su procedencia en la región central del nordeste de Inglaterra, mientras que Willene B. Clark señala que su origen corresponde al sur-este.[1][2]
Muratova lleva a esa conclusión basada en los ambientes en que comúnmente circulaban los libros de lujo, tal como el bestiario de Aberdeen. Hacia mediados del siglo XII los bestiarios eran populares entre la familia real y entre los eclesiásticos de alto rango, quienes los ocupaban comúnmente para la exégesis teológica en las regiones de Lincolnshire y Yorkshire. Ella afirma que el bestiario de Aberdeen es producto del mismo ambiente artístico, por lo que probablemente pudo pertenecer a Geoffrey Plantagenet, quien para entonces era de la casa reinante, o a los obispos o arzobispos de York. No obstante tal afirmación no puede probarse, pero su medio cultural es un origen probable.[3]
Por otro lado Clark argumenta a favor de un origen al sur de Inglaterra, ella se basa principalmente en la semejanza del estilo con otros escritos de la misma época, ubicados esencialmente en Canterbury y ciudades aledañas, igualmente, encuentra similitudes en el estilo de manuscritos en el noreste de Francia. Apoya su hipótesis en contra de Muratova, afirmando que si bien Lincoln y York fueron distinguidos centros de aprendizaje, hay poca evidencia de que ahí se hayan producido numerosos manuscritos de lujo, además los bestiarios eran igual de populares en el sur, prueba de ello es que en las bibliotecas monásticas de Canterbury se han hallado siete bestiarios completos, lo cual apoya su teoría de que posiblemente el bestiario de Aberdeen sea procedente del sur.[4] En ninguno de los casos de puede afirmar el origen verdadero del bestiario de Aberdeen con ninguna de la dos.
No es sino hasta el año 1542 que se tiene registro del bestiario, en ese año fue catalogado en el inventario de la antigua Biblioteca Real del Palacio de Westminster, como No. 518 【13m】Liber de natura bestiarum. La biblioteca fue creada por Enrique VIII con la ayuda de John Leland un anticuario profesional, y se conformó de manuscritos y documentos rescatados de la disolución de los monasterios, y por obras que pertenecían a otras colecciones reales más antiguas. Sin embargo aún es ambigua la forma en que el bestiario llegó a esa colección, pudo haber pertenecido desde siempre a la familia real, quienes lo pudieron haber adquirido en cualquier etapa durante la Edad Media, o pudo haber sido obtenido de una biblioteca monástica recientemente disuelta, tal como la mayoría de las obras que la conformaban.
El libro permaneció en la biblioteca real por casi cien años, a principios del siglo XVII fue entregado junto con otros libros que escaparon de la biblioteca real a manos de otros colectores. Fue Patrick, hijo de James, quien tuvo un papel importante en el desarrollo de la colección real, él mantenía comunicación cercana con Thomas Reid, quien fue Regente del Marischal College y secretario de Latín de James VI, y le dio el libro. Este a la vez cedió el libro junto con cerca de 1,350 obras, entre ellas libros y manuscritos, al Marischal College en 1624/1625. Allí la biblioteca fue catalogada por Thomas Gray en el año 1670. El libro fue llamado Isidori phisiologia y fue signado 2.B.XV Sc. Posteriormente en la década de 1720 la biblioteca reorganizó los libros en prensas y en un catálogo estante llamado Ms M 72, en este catálogo las secciones se registraron por primera vez, estableciendo una última fecha para las adhesiones y desprendimientos del bestiario.[5]
En 1860, el Marischal College se fusionó con la Universidad de Aberdeen, y el bestiario pasó a formar parte de la colección de la Universidad, en donde se encuentra hasta el día de hoy con el nombre Aberdeen MS 24.
El bestiario tiene una estructura basada en la Etimologiae de Isidoro de Sevilla. No está agrupado en orden alfabético, sino por reinos y tópicos: mamíferos, bestias, ganado, animales pequeños, aves, serpientes, insectos, árboles y plantas, naturaleza del hombre, piedras, y hace un añadido de la creación del hombre al inicio del libro.
El bestiario añade al inicio unas páginas dedicadas al ciclo de la Creación, tomado de la biblia, esto es interesante ya que resulta poco común en este tipo de manuscritos, únicamente otros 5 lo incluyen. A juzgar por la representación de Dios se cree que es derivado de pinturas carolingias y bizantinas, y que su mayor influencia es el Hexaemeron de San Ambrosio.
Después de folio 9 verso algunas hojas que faltan, que debería haber contenido del Antílope (Antalops), Unicornio (Unicornis), Lince(Lynx), Grifo (Gryps) y parte del elefante (Elephans).
Después de folio 15 verso algunas hojas que faltan, que debería haber contenido cocodrilo (Crocodylus), Mantícora (Mantichora) y parte de Parandro (Parandro).
Después de folio 21 verso dos hojas que faltan, que debería haber contenido del buey (Bos), camello (Camelus), dromedario (dromedarius), burro (asinus), el onagro (onagro) y parte del caballo (Equus).
Folio 72 recto: Worms (Vermis)
+Folio 79 verso: Algarrobo
A lo largo de los capítulos brinda numerosas enseñanzas de cómo debe vivir el hombre, lejos de los vicios y de la tentación de Satán, igualmente enseña los valores morales que el hombre debe tener, y lo que le pasa a quienes no siguen la palabra de Dios. Asimismo señala la naturaleza de Dios y de la Virgen, y el importante papel de la Iglesia en la sociedad. Es interesante que ocasionalmente aparezcan discursos sobre temas específicos como el funcionamiento de los reinos o cómo crear un híbrido. Igualmente refleja el sistema de creencia que se tenía en la época, tal como la explicación que se le daba a los fenómenos naturales o el uso de ciertos remedios naturales.
A pesar de que los bestiarios contengan información que hoy en día podemos considerar de carácter científico, la lectura de estos textos debe ser siempre en un sentido didáctico-moral y no como enciclopedias que representen con objetividad y cientificidad el mundo, ya que durante el siglo XII, época en que fueron elaborados, la naturaleza no era sino un libro escrito por Dios donde las particularidades de los animales y vegetales son signos de la obra y de la palabra divina. La principal función de los bestiarios no era la de exhibir sino la de alegorizar, se trata sobre todo de los mensajes morales.[6]
Hay evidencias de que este bestiario fue utilizado con propósitos didácticos durante muchos años. En todas las páginas hay áreas gastadas en las esquinas superior e inferior, que se deben a la acción del pasar las hojas, pero hay páginas en donde se ven ciertas manchas que indican que fue sostenido en una posición poco natural, con la finalidad de mostrar las imágenes a los estudiantes. En la parte superior de F34r se ve en el centro del margen superior justo por encima de la imagen, que muestra una figura devocional de una mujer con siete aves. Esto sugiere que por mucho tiempo el libro fue utilizado con fines didácticos para instruir a las personas sobre esta figura.
Durante el siglo XII y XIII hubo una gran producción de textos que se utilizaron como herramientas didácticas, pues en una población en la que mayoría de las personas eran analfabetas, las ilustraciones eran un perfecto recurso para enseñar alguna lección. Así el bestiario se utilizó con frecuencia para ilustrar los principios teológicos.
A pesar de tener un sinnúmero de fuentes, entre ellas libros clásicos como la Historia natural de Plinio el viejo o el De partibus animalium de Aristóteles, Hérodoto, Solino o Eliano, las principales fuentes del Bestiario de Aberdeen son el Physiologus y el Etymologiae de Isidoro de Sevilla.
El Physiologus, escrito en Grecia aproximadamente en el siglo IV, es una colección de cerca de 50 capítulos de animales, clasificados en bestias, pájaros y rocas, casi todos nativos del norte de África. En él se hace una interpretación cristiana de las acciones y formas de los animales, atribuyéndoles características tanto reales como inventadas, de tal forma que se pueda extraer de ellos una lección moral. Sus historias tienen fuentes antiguas como cuentos de animales de origen indio, hebreo o egipcio, así como filósofos naturales clásicos como Aristóteles y Plinio. Debieron existir copias ilustradas del Physiologus en Inglaterra, pues tanto el Bestiario de Aberdeen como otros de la segunda familia utilizan este texto como base, pero añadiéndole materiales adicionales.[7]
La Etymologiae es la obra más conocida de Isidoro de Sevilla, fue escrita en el siglo VII, en ella explica la verdadera naturaleza de los animales a partir de un análisis etimológico de sus nombres, elaborando creativas definiciones con base en sus y sus hábitos, que en ocasiones eran resultado de afortunadas coincidencias pero que muchas veces resultaban forzadas. Su trabajo no era moralizante. El bestiario de Aberdeen rescata mucho de esta obra.[8]
Otra fuente perceptible del bestiario de Aberdeen es el Hexaemeron de San Ambrosio, que es un comentario a los seis días de la creación ilustrado que data del siglo IV. Esto se puede ver en las primeras hojas del libro, que corresponden al ciclo de la Creación.
El bestiario de Aberdeen también incorpora entre sus páginas parte del ciclo aviarium y recupera varias de sus ilustraciones, este fue escrito entre los años 1132 y 1152 por Hugh de Fouilloy, el propósito de este era ser una herramienta didáctica para enseñar el dogma a los laicos e iletrados y fue un éxito instantáneo. Durante el siglo XII circularon numerosas copias y fue reproducido en muchas ocasiones, sobre todo en los bestiarios de la segunda familia.[9]
Puede resultar interesante que en muchos casos las ilustraciones no corresponden con la fisionomía real de los animales. Esto se debe a que los iluministas ingleses encargados de ilustrar el libro nunca habían visto un elefante, un cocodrilo, una cebra, un fénix, un dragón o un unicornio. Por esta razón debían basarse en las descripciones e imágenes de otros libros. Recuérdese que en esta época las autoridades literarias contaban con la confianza de todos, y se basaban en ellas para realizar sus representaciones. De ahí que no parezca ser importante la representación cien por ciento naturalista, ya que el artista a menudo debía hacer uso de la imaginación para dibujar a un animal que nunca había visto.[10]
Aunque todos los animales identificables debían ser conocidos en el norte de África, hay también descripciones de animales exóticos y de tierras lejanas, a todos esos seres fantásticos y fabulosos se les atribuía habitar en las tierras del Preste Juan, cuya incierta localización en el extremo Oriente las hacía inaccesibles y maravillosas, esta situación reforzaba la idea de que en realidad dichas criaturas existieran.[11] Asimismo los bestiarios ponen en el mismo nivel tanto a los animales reales como a los imaginarios, ya que estas bestias aparecían explícitamente en las Sagradas Escrituras, y en una época cuya mentalidad se basaba en la verdadera y divina palabra de Dios, resulta obvio que por lo tanto sus creaciones también debían existir.
Debido a que se trata de un libro de lujo, es muy posible que estuviera destinado para un público selecto, en su mayoría príncipes y personajes poderosos. En el siglo XII la familia real estaba muy interesada en estos libros, y se sabe de miembros de las familias para quienes estaban dirigidos o que se mandaban a hacer uno. Un ejemplo de ello es el primer bestiario francés, que se dedicó a la reina Adela, esposa de Enrique I, del que posteriormente se hizo una copia para Leonor de Aquitania. En este ambiente, los libros eran leídos para el entretenimiento y para la contemplación privada.
No obstante, dado que el mensaje del libro es esencialmente moral y las ilustraciones contienen escenas de carácter religioso, probablemente el bestiario fue más atractivo para un eclesiástico que para un laico. Tal como en F39v, donde las piedras de fuego personificadas por Adán y Eva representando el pecado y la lujuria, con el mensaje de “mantenerse alejado de las mujeres”[12] puede tener más significado para un monje que para un aristócrata secular.
El libro se terminó de elaborar en dos momentos, la primera parte, que comprende hasta F94r, se terminó a finales del siglo XII. Posteriormente, cien años más tarde, se completó, pero de una manera más informal, esto puede explicar por qué se conservan muchos rastros del proceso de su elaboración. El libro es de 302mm x 210mm, y el área de texto es de 185 x 110/115 mm.
Normalmente para hacer un libro, se toma un corte de vitela, se dobla dos veces y se le cortan los bordes, para tener así un cuadernillo de ocho folios con dieciséis lados. El Bestiario de Aberdeen tiene quince de estos, trece añadidos de esta forma, y dos, añadidos en el siglo XIII, con seis y cuatro folios respectivamente. Miden aproximadamente 30 cm de largo y 21 cm de ancho.
Para que se montaran con la secuencia correcta los folios se marcaron con letras del alfabeto. Luego se hacían diminutos pinchazos en los bordes exterior e interior de cada página y se unían las líneas de forma horizontal, estas servían de margen para la escritura del texto, sobre ellas se escribiría. Eran generalmente de color gris o marrón oscuro, una vez hecho eso en todas las páginas, los cuadernos estaban listos para recibir el texto. El escriba debía tener una idea del diseño de cada página, así dejaba los espacios correctos para posteriormente añadir las rúbricas, capitales e ilustraciones. Durante el proceso de escritura los cuadernillos se mantenían unidos para evitar que se perdiera la secuencia. Para la elaboración de las imágenes estos probablemente se separaban para permitir un mejor trabajo con las ilustraciones.[13]
Tal como la mayoría de los bestiarios, el de Aberdeen, está escrito en latín. Y está escrito de forma bipartita, de un lado se encuentra la imagen y del otro el texto o su definición.
Estos libros generalmente eran de gran tamaño y de gran valor, debido a que en su elaboración se utilizaban materiales de muy alta calidad, tales como tintas caligráficas, pinturas doradas y azules, papeles de lino algodón o vitela hechos completamente a mano, así como resistentes encuadernaciones en cuero.
En principio eran escritos a mano por el moje copista que escribía el cuerpo del texto, posteriormente el dorador aplicaba el pan de oro allí en donde el copista de había indicado. Por último el miniaturista plasmaba la ilustración directamente sobre el pan de oro, realizando el trazado para después hacer la coloración capa por capa utilizando pigmentos naturales combinados.
Según Debra Häsing es posible distinguir cuatro tipos de imágenes en el bestiario: retrato, narrativas, alegóricas y apropiadas. El retrato muestra solo una imagen del animal sobre un fondo liso sin hacer nada. Las narrativas, ilustran el texto de forma cercana, pueden ser individuales o secuenciales. Las alegóricas o moralizantes no son tan comunes en el bestiario de Aberdeen, salvo en el caso de F93v, donde se muestra de forma alegórica la caída del hombre. Por último las imágenes apropiadas con las que no tienen relación con el texto y representan temas espirituales. De este tipo están por ejemplo F4v, Cristo en Majestad, y F81r, que es un retrato de Isidoro de Sevilla.[14]
La mayoría de los eruditos que lo han estudiado concuerdan en que es producto de una sola persona. Su estilo, correspondiente al románico, está muy bien logrado, posee una alta presencia de dorado en ilustraciones y letras capitulares, así como una abundancia de color azul y rojo. Cada imagen está sobre un marco de fondo hecho de oro bruñido. A pesar del cuidado con el que parece que se elaboró, era inevitable que se produjeran errores, por lo que en muchas páginas se puede ver la superposición de la imagen o la presencia de espacios dejados en blanco.
Por otro lado, el texto se distingue entre las definiciones, cuyo contenido consiste en una descripción zoológica, que en muchas ocasiones retoma las Etimologías de Isidoro de Sevilla. Seguido de la descripción está la interpretación alegórica de las características del animal. Aunque también es posible encontrar, en menor medida largos discursos sobre algún tema en específico.
Otros rasgos que se pueden observar en el bestiario de Aberdeen son los indicadores iniciales de los cuales se distinguen 4 diferentes tipos, las rúbricas y las sobreposiciones. Igualmente se distinguen varios bocetos en los márgenes que pudieron ser preliminares a los dibujos finales, e indicadores de color, que indicaban de qué color debían ser pintadas las imágenes.
La Universidad de Aberdeen ha digitalizado el bestiario, con el uso de tecnología Photo.CD, que permite el acceso a su visualización por internet en la página web. En dicha página se encuentra la digitalización de cada una de las páginas con vistas detalladas de las ilustraciones, así como la transcripción del latín original y una traducción de los textos al inglés