Carlota Federica de Mecklemburgo-Schwerin | ||
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Princesa heredera de Dinamarca y Noruega | ||
Retrato por Carl Fredric von Breda (c. 1806). | ||
Información personal | ||
Otros títulos | Duquesa de Mecklemburgo-Schwerin | |
Nacimiento |
4 de diciembre de 1784 Palacio de Ludwigslust, Ducado de Mecklemburgo-Schwerin | |
Fallecimiento |
13 de julio de 1840 (55 años) Roma, Estados Pontificios | |
Sepultura | Cementerio Teutónico (tumba vacía) | |
Religión |
Catolicismo Luteranismo (hasta 1829) | |
Familia | ||
Casa real | Mecklemburgo | |
Padre | Federico Francisco I de Mecklemburgo-Schwerin | |
Madre | Luisa de Sajonia-Gotha-Altemburgo | |
Cónyuge | Cristián VIII de Dinamarca (1806-1810) | |
Hijos | Federico VII de Dinamarca | |
Carlota Federica de Mecklemburgo-Schwerin (en alemán, Charlotte Friederike zu Mecklenburg-Schwerin; Ludwigslust, 4 de diciembre de 1784[1]- Roma, 13 de julio de 1840) fue duquesa de Mecklemburgo-Schwerin por nacimiento, y princesa heredera de Dinamarca y Noruega por matrimonio.
Era hija del duque Federico Francisco I de Mecklemburgo-Schwerin y de la princesa Luisa de Sajonia-Gotha-Altemburgo.
Contrajo nupcias el 21 de junio de 1806 con el entonces príncipe Cristián, heredero de Dinamarca y Noruega, convirtiéndose en princesa heredera. En 1808 tuvo al que sería el único hijo del rey, el príncipe Federico (futuro Federico VII de Dinamarca).
Mantuvo una escandalosa aventura amorosa con el cantante y compositor francés Édouard Du Puy, lo que le valió el divorcio del príncipe en 1810 y la prohibición de volver a ver a su hijo. Los siguientes años de su vida los pasó principalmente en un palacio en Horsens, en Jutlandia, donde sostuvo nuevas relaciones sentimentales con oficiales de la guarnición militar de la localidad.
En 1829 viajó a Italia, estableció definitivamente su domicilio en Roma y se convirtió a la fe católica.[2][3] En esa ciudad murió en 1840.
Sus restos reposaron inicialmente en el Cementerio Teutónico, en la Ciudad del Vaticano.[4] En 2019, tras la apertura de su tumba y la vecina tumba de la princesa Sofía de Hohenlohe-Waldenburg-Bartenstein (hija primogénita del príncipe Luis Carlos de Hohenlohe-Waldenburg-Bartenstein) en busca de los restos de Emanuela Orlandi, se descubre que ambas tumbas permanecen vacías.[5]