La desipramina o desmetilimipramina es un fármaco que pertenece a la clase de los antidepresivos tricíclicos (ATC).[1] Es un derivado de la imipramina y se utiliza principalmente en el tratamiento de la depresión y trastornos del estado de ánimo. También se recomienda para tratar el dolor neuropático.[2]
La desipramina actúa aumentando los niveles de ciertos neurotransmisores en el cerebro, como la norepinefrina, que desempeñan un papel en el equilibrio emocional y el estado de ánimo.[3] Al aumentar la disponibilidad de estos neurotransmisores, la desipramina ayuda a aliviar los síntomas de la depresión y otros trastornos del estado de ánimo. Es un compuesto dibenzazepínico tricíclico que potencia la neurotransmisión.[1]
La desipramina bloquea selectivamente la recaptación de norepinefrina por la sinapsis neural y también parece alterar el transporte de serotonina.[4]
Además de su uso en el tratamiento de la depresión, la desipramina también puede ser utilizada en el tratamiento de trastornos de ansiedad, trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) y enuresis nocturna en niños.
Este compuesto también posee actividad anticolinérgica menor, a través de su afinidad con los receptores muscarínicos.[1]
Es importante destacar que la desipramina es un medicamento que requiere prescripción médica y su uso debe ser supervisado por un profesional de la salud. Como cualquier medicamento, puede tener efectos secundarios y contraindicaciones, por lo que es importante seguir las indicaciones del médico y no automedicarse.[5]