Diazinón o Dimpilato es el nombre común de un insecticida organofosforado usado para controlar insectos en el suelo, en plantas ornamentales y en cosechas de frutas y hortalizas. También se usa para controlar plagas caseras como moscas, pulgas y cucarachas. El diazinón es una sustancia química artificial y no existe en forma natural en el medio ambiente.
El producto químico puro es un aceite incoloro prácticamente sin olor. Las preparaciones que se usan en la agricultura y por exterminadores contienen 85-90% de diazinón y tienen apariencia de líquido de color pálido a pardo oscuro. Las preparaciones de diazinón para uso en casas y jardines contienen 1-5% de diazinón en forma líquida o en forma de gránulos sólidos.
La mayor parte del diazinón que se usa es en forma líquida, pero es posible exponerse a la forma sólida de esta sustancia. El diazinón no es muy inflamable y no se disuelve fácilmente en agua.
El diazinón en mamíferos se metaboliza a diazoxón que actúa como potente inhibidor de la colinesterasa. El diazinón se absorbe en la sangre y se metaboliza rápido. La vida media es de unas 12 horas. El 58% se excreta por la orina ya durante las primeras 24 horas tras la administración, y más del 85%, en forma de metabolitos.
La contaminación ambiental principalmente proviene del uso agrícola y casero. También durante el proceso de manufactura se puede producir la contaminación.
Se pulveriza en cosechas y plantas, en pequeñas partículas que pueden ser transportadas lejos del sembrado antes de depositarse. Penetra en el suelo unos 2-3 cm, pero es posible la contaminación de aguas freáticas.
En el suelo o en la superficie de plantas puede ser transportado a aguas superficiales y subterráneas por la lluvia. En el medio ambiente es degradado rápidamente a una variedad de productos químicos, siendo la vida media de 2 a 4 semanas. La descomposición en agua es mucho más rápida en agua ácida (vida media de 12 horas) que en agua neutra (vida media 6 meses).
Normalmente, primero se dan síntomas muscarínicos. Luego se manifiesta la hiperexcitación de los receptores nicotínicos. Si la intoxicación atraviesa la BHE se produce la excitación del SNC.
La toxicidad puede verse potenciada por ciertos disolventes de la formulación, que aceleran la absorción a través de la piel o las mucosas.
Como ya se ha mencionado, afecta al sistema nervioso. Los síntomas leves incluyen dolores de cabeza, mareo, debilidad, sensación de ansiedad, constricción de las pupilas y visión borrosa. Los más graves: náuseas, vómitos, calambres abdominales, pulso lento, diarrea, constricción casi total de las pupilas, dificultad para respirar y coma. En exposiciones a grandes cantidades se ha observado daño en el páncreas.
Letargia, fatiga, temblores, espasmos, coma por parálisis respiratoria y la muerte.
La prueba más habitual es medir la actividad de la enzima colinesterasa en los glóbulos rojos o en plasma. Para esto se precisa de una pequeña cantidad de sangre; sin embargo, este examen no demuestra exposición específica a diazinón. Niveles por debajo del 25% del valor normal indica la acción de un inhibidor de la acetilcolinesterasa, pero no se sabe si es debido a un organofosforados u otra sustancia.
Hay exámenes para determinar de forma específica la presencia de diazinón o de sus productos de degradación en la sangre, tejidos corporales y la orina. No están disponibles en la mayoría de los consultorios médicos, se llevan a cabo en laboratorios especiales.
La inhibición que produce es casi irreversible: para restablecer la función de la acetilcolinesterasa se requiere una nueva síntesis y el resultado final va a depender de la gravedad de la intoxicación, tardando días o semanas.
Los síntomas muscarínicos agudos, siendo los más importantes, se tratan con atropina (antagonista de la acetilcolina). Se administra un tercio por vía intravenosa y el resto subcutáneo. La atropina alcanza su eficacia cuando las pupilas se dilatan y acaba la salivación. Si fuese necesario, puede repetirse cada 4 a 6 horas hasta una dosis total máxima de 6 mg/kg.
Existen antídotos, como la pralidoxima y obidoxima, que intervienen en los mecanismos tóxicos reactivando la colinesterasa, solo un máximo de 24 horas y no debe repetirse más de 1 o 2 veces. Se administra siempre después de la atropina. Hay que tener precaución con la Obidoxima, ya que también puede inhibir la colinesterasa.
En preparaciones emulsificables como los que se usan para baños del ganado, un almacenamiento erróneo puede producir la descomposición del diazinón a pirofosfatos que son más tóxicos. Esto se da por la contaminación del preparado con trazas de agua, agua que puede penetrar por una insuficiente impermeabilidad del material del envase a la humedad, por guardar envases abiertos pero no consumidos durante mucho tiempo en condiciones indebidas, etc.[1]
La descomposición a pirofosfatos no ocurre si hay exceso de agua. Si en un envase mal almacenado se han formado ya pirofosfatos, la subsiguiente dilución del concentrado para un baño del ganado resultará un baño altamente tóxico. En los años 60-70 hubo miles de muertes de bovinos y ovinos debido a esto, hasta que se introdujeron las formulaciones con estabilizantes que absorben y neutralizan tales impurezas acuosas.[1]