El diferencial autoblocante[1] limita la posibilidad de que una rueda gire libre respecto a la otra según un grado de resistencia fijo predeterminado; es decir, sólo se anula parte del efecto diferencial en un porcentaje determinado, por ejemplo, un 32%.
A su vez, pueden ser de varios tipos:
Mecánico, en los que un muelle hace actuar un mecanismo que aumenta el rozamiento interno, limitando el efecto diferencial cuando se detecta diferencia de giro entre los semiejes.
Mecánico, mediante engranajes especiales, con el sistema Torsen.
Electrónicos, que utilizan los sensores del sistema ABS y frenan las ruedas que pierden adherencia (algunos también limitan momentáneamente la potencia del motor) para que se mantenga la capacidad de tracción.