El dioxano (más correctamente el 1,4-dioxano, ya que existe también los isómeros 1,2-Dioxano y 1,3-dioxano, que sólo varían en la posición de los átomos de oxígeno) es un éter cíclico con la fórmula C4H8O2 con un esqueleto de 4 átomos de carbono y 2 átomos de oxígeno en posiciones opuestas dentro de un hexágono. En condiciones normales se trata de un líquido volátil e incoloro. Es completamente miscible con el agua, etanol y éter.
El dioxano se sintetiza a partir de etileno convirtiéndolo en óxido de etileno. A partir de este se genera etilenglicol por hidrólisis y el etilenglicol dimeriza en una reacción de condensación catalizada por ácido.
El dioxano es un subproducto no deseado en la síntesis de algunas sustancias tensioactivas. Su presencia en champús ha iniciado polémicas. El dioxano puede sintetizarse también a partir del oxirano.
El dioxano se utiliza sobre todo como disolvente. Debido a las dos funciones dadores puede disolver algunas sales inorgánicas que facilita su reacción en disolución. Puede ser considerado el éter de corona más sencillo.
Los vapores del dioxano forman con el aire mezclas explosivas. En presencia de luz y oxígeno se forman hidroperóxidos que son menos volátiles que el propio dioxano y pueden dar lugar a fuertes explosiones si se destila. Se sospecha que el dioxano es cancerígeno. En experimentos con animales se ha observado un aumento de incidencias aplicando 10 - 100 mg/kg día tras saturar el metabolismo normal de dioxano. En concentraciones elevadas actúa además sobre el sistema nervioso central y provoca daños renales.
El dioxano puede reaccionar violentamente con agentes oxidantes, hidruro de litio aluminio y ácidos fuertes.