Comenzó su carrera de escritor con la publicación de una recopilación muy vanguardista para su época, La Légende des sexes, poèmes hystériques et profanes ("La leyenda de los sexos, poemas histéricos y profanos"),[2] aparecido en 1882 con el seudónimo de «Sire de Chambley» e incluyendo Sonnet pointu (Soneto espinoso), que prefigura los caligramas del poeta contemporáneo suyo conocido como Guillaume Apollinaire. Se desempeñó como conservador del Musée d'ethnographie du Trocadéro desde 1894 a 1903, así como del Musée national du Moyen Âge (hôtel de Cluny) desde 1903 a 1925.[3] Una sextilla de él fue grabada en el zócalo de La Force brutale étouffant le génie, mármol del escultor Cyprian Godebski (1888, Musée de Toulon). Formó parte del grupo literario Les Hydropathes, y colaboró con la revista literaria La Jeune France. Fue presidente de la Société des gens de lettres desde 1920 a 1922.
Como acción social póstuma, él y su esposa legaron sus propiedades en la Île-de-Bréhat en Bretaña (Côtes-d'Armor),[5] a la Fundación de la «Cité Internationale Universitaire de Paris», para allí reunir profesores y estudiantes de diferentes nacionalidades, apostando por una mejor comprensión entre personas de diferentes culturas y diferentes lenguas, con el fin último de así apoyar la paz y combatir las injusticias y las guerras.
Tanto por su obra literaria como por su reconocida sensibilidad social, Edmond Haraucourt merecería ser mucho más recordado y valorado de lo que lo es hoy día, aunque esa parece no ser la opinión de José María Aguirre Ruiz.[6]
Uno de sus poemas más conocidos, Rondel de l'adieu (Rondel del adiós),[7] que se publicó en Seul en 1890, fue hecho canción por Francesco Paolo Tosti en 1902.
Varias de las obras de Edmond Haraucourt fueron traducidas a otros idiomas; es de destacar la traducción hecha al español por Adolfo León Gómez, de su obra titulada "El canto del gallo".[8]
↑Historia de lobos : Edmond Haraucourt y Rubén Darío, sitio digital 'Cervantes', cita pág. 124: Pienso que el conocidísimo primer verso de su delicado « Rondel de l'adieu », « Partir, c'est
mourír un peu », podría ser una de las pocas buenas razones para que Haraucourt no deba ser totalmente olvidado como poeta.
↑Traducción al español del poema "Rondel de l'adieu" ("Rondel del adiós"):