Efigie[1] es la representación de una persona en una moneda, pintura o escultura. Suelen ser representaciones de personajes de poder, riqueza o prestigio; o al contrario, las que se realizan para desprestigiar o infamar.
En el arte funerario se refiere a la figura del fallecido, que procura reconstruirse con mayor o menor fidelidad al modelo (maiorum imagines, las máscaras funerarias que preceden al retrato romano). En el arte cristiano es habitual la utilización de efigies en los sepulcros, en la Edad Media dentro de las iglesias y posteriormente en cementerios. La habitual es la posición supina con las manos unidas en oración, pero también se dan otras (de rodillas o incluso de pie).
En los procesos judiciales propios del Antiguo Régimen, particularmente en los inquisitoriales, cuando no se podía contar con la presencia del reo, se procedía a enjuiciarlo y condenarlo en efigie, es decir utilizando una efigie que lo representara y a la que se ajusticiaba en su lugar (por ejemplo, ahorcándola, decapitándola o quemándola). Así también se realizó la "farsa de Ávila" por la que se depuso al rey castellano Enrique IV.
También están muy difundidas las tradiciones populares festivas que incluyen golpear o quemar la efigie de un personaje odiado (Judas Iscariote, Guy Fawkes).