El armario | ||
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Ficha técnica | ||
Dirección | ||
Producción |
Gustavo Corrado Roberto Ferro | |
Guion | Gustavo Corrado | |
Música | Camila Ferro con trozos de Verdi, Beethoven, György Kurtág, Samuel Barber y Gerardo Gandini | |
Maquillaje | María José Raimundi | |
Fotografía | Federico Juárez | |
Montaje | Pilar LorenzanaMont | |
Vestuario | Jorgelina Fontanet | |
Protagonistas |
Jean Pierre Reguerraz Pamela Rementería Lelia Dondoglio Adolfo Coroa | |
Ver todos los créditos (IMDb) | ||
Datos y cifras | ||
País | Argentina | |
Año | 2001 | |
Género | Drama | |
Duración | 77 minutos | |
Clasificación | SAM13 | |
Idioma(s) | Español | |
Ficha en IMDb Ficha en FilmAffinity | ||
El armario es una película de Argentina filmada en blanco y negro dirigida por Gustavo Corrado sobre su propio guion que se estrenó el 3 de mayo de 2001 y que tuvo como actores principales a Jean Pierre Reguerraz (en) y Pamela Rementería. Fue preestrenada en abril de 1999 en el Festival Internacional de Cine Independiente de Buenos Aires y exhibida en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata del mismo año y en Proyección 2000, Mar del Plata.[1]
Un jubilado que es echado del hospedaje donde vive con un armario, su única pertenencia, conoce a una muchacha de la calle y se harán compañía mutuamente.[1]
Por este filme, Pamela Rementería fue candidata al Premio Cóndor de Plata otorgado por la Asociación de Cronistas Cinematográficos de la Argentina.
Pablo O. Scholz en Clarín dijo:
”…(Corrado) no se regodea en los diálogos casuales de sus personajes. Aquí la gente habla poco y lo que dice, más que para contarse historias es para reclamar.[1]”
Juan Carlos Fontana en La Prensa escribió:
”Contó con una buena idea que el director no supo aprovechar…el relato y sus personajes principales parecen ir a la deriva de una historia que no aporta demasiado a los filmes de carácter testimonial.”[1]
Adolfo C. Martínez en La Nación opinó:
”Lúcida mirada sobre la angustia cotidiana. Sin duda Corrado es un admirador del neorrealismo italiano.”[1]
Manrupe y Portela escriben:
”En un tiempo de representaciones literales, una metáfora de la crisis, en la que la imagen prima sobre el diálogo.”[1]