Enfermedad de Stargardt | ||
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![]() La Tomografía de coherencia óptica es usada para el diagnóstico de la enfermedad de Stargardt | ||
Especialidad | oftalmología | |
Síntomas | Pérdida de la visión central, baja agudeza visual | |
Causas | Genética | |
Sinónimos | ||
Síndrome de Stargardt Fundus flavimaculatus, Distrofia y degeneración macular de Stargardt | ||
La enfermedad de Stargardt, también conocida como distrofia macular juvenil, es una enfermedad ocular hereditaria que se caracteriza por una degeneración macular, siendo la mácula la zona central de la retina dotada de la máxima sensibilidad que permite la visión fina de los detalles. El inicio de los síntomas tiene lugar en la adolescencia, aunque existe algún caso que ha tenido manifestaciones en la primera década de la vida. El paciente refiere que poco a poco deja de ver sin darse cuenta y se manifiesta por perdida de agudeza visual progresiva.[1][2]
La primera descripción fue realizada en el año 1909 por el oftalmólogo alemán Karl Stargardt. En 1965 Franceschetti le dio el nombre de fundus flavimaculatus. Actualmente pueden denominarse indistintamente enfermedad de Stargardt o fundus flavimaculatus.[3]
En 1997, los investigadores lograron aislar el gen de la distrofia macular de Stargardt: el ABCA4. Este gen produce una proteína que desempeña un papel importante en el transporte de energía desde y hacia las células fotorreceptoras de la retina. Esta enfermedad debe su nombre al oftalmólogo alemán Karl Stargardt aunque al principio se llamaba solamente distrofia macular juvenil. Actualmente no existe un tratamiento efectivo para combatir la patología causada por este alelo hereditario, pero disponer del conocimiento de las bases genéticas de la enfermedad puede ayudar a desarrollar nuevas estrategias terapéuticas para corregirla.
Se considera una enfermedad rara, se presenta un caso por cada 10 000 personas aproximadamente.
Es una enfermedad de transmisión hereditaria según un patrón autosómico recesivo. Está provocada por una mutación en el gen ABCA4, que codifica una proteína que sólo se expresa en la retina y que es un transportador de membrana de las células fotorreceptoras. Se conocen más de 558 mutaciones diferentes que pueden originar el mal.
Los síntomas más comunes al comienzo de esta enfermedad, suele referirse el paciente a que las cosas desaparecen y vuelven a aparecer, que se ven puntos negros que están y no están. Esto sucede en los primeros estados y suele ser aproximadamente cinco años antes de que exista algún dato que verifique esta enfermedad. La retinografía está limpia y el paciente refiere que no ve ni con la mayor corrección posible. Cursa en ocasiones visión borrosa, zonas ciegas en el campo visual que se llaman escotomas y dificultad para adaptarse a las penumbras (lugares con poca luz). Aquellas personas que padecen la distrofia macular de Stargardt son muy sensibles a la luz y se ven obligados a usar gafas oscuras (filtros naranjas) así como visera o gorra. Deben evitar la ingesta de vitamina A y tomar el sol durante todo el año; para ello se pondrán crema solar y evitarán estar expuestos innecesariamente al sol.
En las primeras fases la disminución de la agudeza visual es clara, pero no se observa grandes alteraciones en el fondo de ojo. A medida que progresa la enfermedad, fragmentos ricos en lípidos se acumulan en la capa del epitelio pigmentario de la retina por debajo de la mácula, los cuales aparecen como manchas amarillentas. El epitelio pigmentario de la retina es una capa que se encuentra entre la retina y la coroides, que es la responsable de irrigar y nutrir a las células fotorreceptoras de la retina que son los conos y bastones. Estos fragmentos de lípidos se llaman lipofuscina. En los casos avanzado de la enfermedad, esta acumulación progresiva de lipofuscina provoca la atrofia de la mácula y del epitelio pigmentario de la retina.
Existe una amplia variedad de hallazgos clínicos:
Aún no existe tratamiento disponible para la enfermedad de Stargardt. Inclusive así, los siguientes tratamientos están en fase experimental:
Las terapias actualmente en investigación sobre la enfermedad de Stargardt han sido revisadas recientemente.[4]
Los pacientes sufren baja visión y aunque no se puede corregir con ningún tipo de anteojo, los avances en la fabricación digital de lentes[5] permiten a día de hoy crear cristales con potencia suficiente para que combinándolos con ayudas ópticas les permitan realizar las actividades diarias con mayor fluidez.
La Asociación D.O.C.E. (Discapacitados Otros Ciegos de España) propuso a RareConnect la organización de una comunidad internacional para poner en contacto a pacientes, amigos y simpatizantes de Stargardt con el fin de estar informados acerca de los últimos avances y posibles terapias cuando exista cura.