Erland von Koch | ||
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Información personal | ||
Nacimiento |
26 de abril de 1910 Estocolmo (Suecia) | |
Fallecimiento |
30 de enero de 2009 Estocolmo (Suecia) | |
Sepultura | Cementerio del Norte de Estocolmo | |
Nacionalidad | Sueca | |
Familia | ||
Padres |
Sigurd von Koch Kaju von Koch | |
Educación | ||
Educado en |
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Alumno de | ||
Información profesional | ||
Ocupación | Director de orquesta, compositor, coreógrafo, musicólogo, profesor universitario, pianista y organista | |
Empleador | Real Conservatorio de Estocolmo | |
Género | Ópera y sinfonía | |
Instrumento | Piano | |
Distinciones |
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Sigurd Christian Jag Erland Vogt von Koch (26 de abril de 1910-31 de enero de 2009) fue un compositor sueco.[1] Escribió sinfonías, ballets, una ópera, y otras composiciones, incluyendo bandas sonoras para cine.
Nacido en Estocolmo como hijo del compositor Sigurd von Koch (1879-1919), Erland von Koch estudió en el Conservatorio de Estocolmo de 1931 a 1935 y posteriormente superó los exámenes de maestro de capilla avanzado y organista. Entre 1936 y 1938, vivió en Alemania y Francia para proseguir sus estudios en composición con Paul Höffer, de dirección orquestal con Clemens Krauss, y piano con Claudio Arrau. Más tarde, tomó clases privadas con Tor Mann en Suecia.[2]
Además de impartir clases en la Karl Wohlfarts Musikschule de 1939 a 1945, von Koch también pasó los dos últimos años de este período de trabajo como experto de sonido y director de coro para la emisión en la radio. Compuso mucha música para la industria del cine sueco.[3] De 1953 a 1975 fue profesor de armonía en el Conservatorio de Estocolmo,[4] donde fue nombrado profesor en 1968.[2]
Von Koch se convirtió en miembro de la Real Academia Sueca de Música en 1957. Ha recibido numerosos otros honores y premios a nivel nacional e internacional por sus composiciones. Ha escrito seis sinfonías (de las cuales la quinto, Lapponica, está dedicado al pueblo lapón),[5] doce danzas escandinavas, una ópera (Pelle Svanslös), cinco ballets, así como de música para banda (orquesta de viento).
Incluso siendo un nonagenario siguió componiendo y estudiando cada día. Sus obras puede ser descritas como sin complicaciones y su lema siempre fue «mantener la melodía».[2]