La espectroscopia mediante resonancia magnética nuclear de proteínas (usualmente llamada RMN de proteínas) es un campo de la biología estructural en el cual se utiliza espectroscopia RMN para obtener información sobre la estructura y dinámica de las proteínas. El campo fue desarrollado por Kurt Wüthrich, entre otros, quién compartió el premio Nobel de química en 2002. Las técnicas de RMN se utilizan en forma rutinaria en el ámbito académico y en la industria de biotecnología. La determinación de la estructura de las proteínas mediante espectroscopia RMN por lo general consiste en varias fases sucesivas, cada una de ellas utilizando un conjunto de técnicas altamente especializadas. La muestra es preparada, se asignan las resonancias, se generan las restricciones y se calcula y valida la estructura.
Para analizar los datos de resonancia magnética es necesario obtener la asignación de las resonancias de la proteína, es decir, descubrir qué desplazamiento químico corresponde a cada núcleo atómico. Para lograrlo, se han dearrollado distintos tipos de experimentos, dependiendo de si la proteína está isotópicamente etiquetada o no, pues muchos de los experimentos de asignación dependen del carbono-13 y el nitrógeno-15.
Para realizar cálculos de estructura es necesario generar una serie de parámetros experimentalmente determinados.
Un "pico de cruce" en un experimento NOESY indica proximidad espacial entre los dos núcleos. Cada pico puede convertirse, por tanto, en una distancia máxima entre los núcleos, normalmente entre 1,8 y 6 amstrongs. La intensidad del pico es proporcional a la distancia elevada a -6, de modo que la distancia se determina de acuerdo a la intensidad del pico.
La asignación de picos puede realizarse manualmente, pero resulta mucho más efectivo automatizar esta tarea mediante programas computacionales como CYANA[1] y ARIA/CNS.[2]
Las restricciones en los ángulos de torsión de los enlaces químicos, normalmente los ángulos psi y phi pueden generarse de dos modos:
Ambos métodos utilizan el hecho de que la geometría alrededor del carbono alfa afecta a las constantes de acoplamiento y a los desplazamientos químicos, de modo que dados alguno de estos dos datos, pueden estimarse los ángulos de torsión.
Las moléculas del analito en una muestra pueden ordenarse parcialmente en relación con el campo magnético del espectrómetro mediante la manipulación de las condiciones de la muestra. Las técnicas más comunes incluyen la adición de bacteriófagos o bicelas o la preparación de la muestra en un gel de poliacrilamida. Esto genera un entorno local que favorece ciertas orientaciones de moléculas no esféricas. Normalmente, en la RMN en solución el acoplamiento dipolar entre núcleos se promedia, debido al rápido tumbling de la molécula. El acoplamiento dipolar suele utilizarse en la RMN de estado sólido y proporciona información sobre la orientación relativa de los vectores de enlace en relación con un marco de referencia global. Típicamente, la orientación del vector N-H se determina en un experimento tipo HSQC.[3]
Las restricciones determinadas experimentalmente pueden ser utilizadas como input para el proceso de cálculo de la estructura tridimensional. Los programas computacionales, como CYANA o XPLOR-NIH,[4] tratan de satisfacer tantas restricciones como sea posible, además de propiedades generales de las proteínas como la longitud de los enlaces y los ángulos. Los algoritmos convierten las restricciones experimentales y las propiedades generales de las proteínas en términos energéticos, y tratan de minimizar la energía. Este proceso resulta en un conjunto de estructuras que convergen si los datos son suficientes para dictar un plegamiento determinado.
La RMN puede ofrecer información sobre la dinámica de varias partes de la proteína, además de sobre la estructura. Esto implica medir tiempos de relajación como T1 y T2 para determinar parámetros de orden, tiempos de correlación y tasas de intercambio químico. La relajación (RMN) es una consecuencia de los campos magnéticos locales que fluctúan en una molécula, generados por movimientos moleculares. De este modo, las medidas de los tiempos de relajación pueden aportar información de los movimientos dentro de una molécula a nivel atómico. En los estudios RMN de dinámica molecular, el isótopo nitrógeno-15 es el núcleo preferido, porque sus tiempos de relajación son relativamente simples para relacionarlos con los movimientos moleculares que, sin embargo, requieren marcar isotópicamente la proteína. Los tiempos de relajación T1 y T2 pueden medirse utilizando varios tipos de experimentos basados en HSQC. Los tipos de movimientos que pueden ser detectados son aquellos que ocurren en una escala de tiempo de entre 10 picosegundos y 10 nanosegundos. Además, pueden estudiarse movimientos más lentos que tienen lugar en un rango temporal de entre 10 microsegundos y 100 milisegundos. No obstante, puesto que los átomos de nitrógeno se encuentran principalmente en el esqueleto de la proteína, los resultados reflejan principalmente los movimientos del esqueleto, que es la parte más rígida de la proteína. Por lo tanto, los resultados obtenidos por la medida de relajación del nitrógeno-15 pueden no ser representativos de la proteína entera. De ahí que, recientemente, se hayan desarrollado técnicas que utilizan medidas de relajación de carbono-13 y deuterio, lo que permite estudios sistemáticos de los movimientos de las cadenas laterales de aminoácidos.