Etna (en griego: Αἴτνη, Aítne), en la mitología grecorromana, era una ninfa siciliana,[1] y de acuerdo con Alcimo,[2] una de las hijas de Urano y Gea, o de Briareo. Simónides dijo que había actuado como árbitro entre Hefesto y Deméter respetando la posesión de Sicilia. Por Zeus o Hefesto se convirtió en la madre de la Palicos[3] Estéfano de Bizancio dice en cambio que es una hija de Océano.[4] Se cree que el monte Etna en Sicilia recibe su nombre de ella, y que bajo dicho monte Zeus enterró a Tifón, Encelado, o Briareo. También se creía que en dicha montaña era el lugar en el que Hefesto y los Cíclopes hacían los rayos de Zeus.[5][6][7]
Etna ha dado su nombre a Aitné, uno de los satélites del planeta Júpiter.