Las fibras reticulares están constituidas principalmente por colágeno tipo III trimérico. Estas tres cadenas construyen una red celular altamente ordenada y proporcionan una red de soporte. Se encuentran en el tejido conjuntivo y son sintetizadas por células reticulares, fibroblastos o miofibroblastos. Tienen funciones mecánicas en los diversos órganos que las contienen.
La fibra reticular está formada por colágeno tipo III. Este esqueleto básico también está conformado por carbohidratos complejos.
Estas fibras muestran una secuencia de bandas transversales de 68 nm, tienen un diámetro reducido, poseen un diseño ramificado y no forman haces.[1]
Las fibras reticulares son sintetizadas por fibroblastos, miofibroblastos, miocitos y células reticulares, que se suelen encontrar alrededor del tejido nervioso, en los órganos huecos como los vasos sanguíneos grandes, el útero y el intestino.[2] Estas fibras rodean los adipocitos y están dentro de los ganglios linfáticos, del miocardio y del hígado.
Las fibras reticulares son funcionales a las fuerzas de tensión y tracción dentro del tejido.
En el corazón normal hay dos tipos de fibras de colágeno: tipo I y tipo III sintetizadas por los fibroblastos y los miofibroblastos. Las fibras de colágeno tipo III representan el 10% de todo el colágeno del miocardio. El colágeno tipo III desarrolla un papel en el acortamiento del cardiomiocito y la función ventricular de eyección.[3]