La fidelidad es una noción que, en su nivel más abstracto, implica una conexión verdadera con una fuente. Su significado original está vinculado a la lealtad (de una persona para con un señor o un rey) y a la atención al deber. La palabra "fidelidad" deriva de la palabra fidélitas (latín).[1]
En el ámbito social es un valor moral que faculta al ser humano para cumplir con los pactos y compromisos adquiridos. La fidelidad es entonces el cumplimiento de la palabra dada.
Dentro del compromiso inicial de una relación amorosa la fidelidad supone una virtud que se refiere a la capacidad de poder mantener y hacer cumplir las promesas realizadas al inicio de la relación y lo que ello supone en el entorno social, implicando no engañar ni traicionar al otro. Este concepto puede extenderse a otro tipo de relaciones sociales e incluso espirituales, como por ejemplo la amistad, la familia y Dios, donde la fidelidad se refiere a los valores de lealtad, confianza en las promesas, honestidad y respeto mutuo.[1]
La vida consagrada dentro de la Iglesia católica implica hacer votos, usualmente de castidad y obediencia, además del compromiso del servicio a Dios y al prójimo, por lo tanto la fidelidad exige el cumplimiento de tales promesas,[2] además para ejercer un oficio religioso dentro de la Iglesia se requiere un juramento de fidelidad.[3]
En la historia, la fidelidad está relacionada con la lealtad a los reyes, y también a la relación esclavo-maestro; quien fuese servidor debía tener fidelidad a su superior, algunas veces a cambio de un beneficio.[1]
Los romanos habían puesto a la fidelidad en el número de sus divinidades. Numa fue el primero que le erigió un templo y altares. Se le ofrecían flores, vino e incienso, y además, estaba prohibido sacrificar víctimas. Sus sacerdotes estaban cubiertos de un velo blanco, símbolo del candor. Estos eran conducidos en pompa al lugar del sacrificio en un carro a manera de arco, con la cabeza y las manos envueltas en un manto. La fidelidad se da a conocer muy bien por la llave que tiene, por su vestido blanco y por el perro que está a su lado.[cita requerida]
En muchas medallas se ven dos manos unidas como un emblema de la fidelidad. Se representa también esta diosa por una mujer que tiene un canastillo de frutos en una mano y en la otra espigas de trigo.[4]
Siendo un concepto en su sentido más abstracto la permanencia inmutable de una palabra o cosa considerada cierta, la expresión puede utilizarse en diferentes ámbitos, como la precisión de la reproducción o copia de un texto o narración.[1]
En la ingeniería de sonido, el término de alta fidelidad se aplica para aparatos electrónicos capaces de reproducir el audio con la calidad más parecida al sonido original,[5] siendo uno de los primeros el reproductor estéreo de tocadiscos.[6]
En los campos del modelado científico y la simulación, la fidelidad se refiere al grado en que un modelo o simulación reproduce el estado y comportamiento de un objeto, característica o condición del mundo real. La fidelidad es, por tanto, una medida del realismo de un modelo o simulación.[7] La fidelidad de la simulación también se ha descrito en el pasado como "grado de similitud".[8] En mecánica cuántica y óptica, la fidelidad de un campo se calcula como una integral de superposición del campo de interés con un campo de referencia u objetivo.[9]
En arquitectura y diseño, la fidelidad de una estructura u objeto se encuentra relacionado con la reproducción más exacta de una réplica, incluso llegando a ser idéntica a la original.[cita requerida]