Francesco Guarino, o Guarini (Sant'Agata Irpina, 1611 - Gravina, 13 de julio de 1654), fue un pintor italiano, de tendencia tenebrista. En su tiempo también se le conoció como Ciccio Guarino.
Hijo de un desconocido pintor campano, Giovanni Tommaso Guarino (muerto en 1637), marchó a Nápoles para formarse en el taller de Massimo Stanzione. Volvió en 1628 a Solofra para trabajar junto a su padre, y tras la muerte de este, pasó pronto al servicio de los Orsini de Gravina, en Apulia.
Sus primeras obras importantes datan de 1632, en el techo de la Collegiata de Solofra y en la iglesia parroquial de Santa Ágata Irpina. En algunas de ellas colaboró directamente con su padre, cuyo taller heredó poco antes de la muerte de éste. En 1636 recibe el encargo de decorar el techo del transepto de la Colegiata de Solofra con 21 lienzos. Son obras de una calidad altísima, que superan ampliamente las limitaciones del estilo de su progenitor. A mediados de la década de 1640 se traslada a Gravina para trabajar bajo las órdenes de los Orsini, que lo tendrán en gran estima, entre ellos el cardenal Pier Francesco Orsini, futuro Benedicto XIII. Sin embargo, falleció cuando estaba en plena madurez artística y vital, según el biógrafo De Dominici, dejándose morir tras el asesinato de su amante por el marido deshonrado. Sin embargo, es más probable que falleciera de enfermedad.
Tiene su obra una marcada influencia de José de Ribera y del desconocido Maestro dell'Anuncio ai Pastori, así como de su contemporáneo Francesco Fracanzano. En su etapa más madura se acerca su colorido al de la escuela veneciana, consiguiendo logrados efectos lumínicos. Sus obras se imbuirán de un sentimiento más clásico. Entre sus discípulos figura Angelo, padre del más afamado Francesco Solimena.