Henri Ey | ||
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Información personal | ||
Nombre de nacimiento | Henri Marie Jean Louis Ey | |
Nacimiento |
10 de agosto de 1900 Banyuls-dels-Aspres (Francia) | |
Fallecimiento |
7 de noviembre de 1977 Banyuls-dels-Aspres (Francia) | |
Nacionalidad | Francesa | |
Información profesional | ||
Ocupación | Psiquiatra, filósofo, médico, psicólogo y psicoanalista | |
Cargos ocupados | Presidente de Club taurin de Paris (1947-1969) | |
Distinciones |
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Henri Ey (Banyuls-dels-Aspres, 10 de agosto de 1900 - Banyuls-dels-Aspres, 8 de noviembre de 1977) fue un psiquiatra y psicoanalista francés, conocido para haber procurado acercar la psiquiatría con el psicoanálisis.
Muy fecundo por sus escritos, particularmente el Tratado de Psiquiatría, y por su enseñanza de casos clínicos en la biblioteca del hospital parisino de Sainte-Anne, mientras dirigía un hospital psiquiátrico en Bonneval, en Eure-et-Loir. Su concepción de la psiquiatría gravita alrededor del organodinamismo.
Henri Ey destaca a la vez las bases orgánicas (herencia, fisiopatología, neurotransmisores, etc.) y la perspectiva dinámica psicoanalítica, basada en la audición de la parole del sujeto. Su enfoque se denomina organodinamismo.
El organodinamismo intenta realizar una síntesis entre los síntomas psiquiátricos y los datos neurofisiológicos. Para ello se basa en la idea de que la falla de una determinada función puede engendrar el desarrollo excesivo de otra adyacente.
Sus fuentes históricas y teóricas se pueden encontrar en la corriente jacksoniana y neo-jacksoniana.
Históricamente, el jacksonismo en la psiquiatría ha consistido en abordarla como interambio entre el hecho clínico neurológico y el evolucionismo.
En los años 30 aparecieron ciertas obras de John Hughlings Jackson de las que se concluía que el modelo de Jackson era también aplicable a la psiquiatría; por ejemplo se ha utilizado en la descripción de la esquizofrenia (en cuanto a la distinción entre síntomas primarios y secundarios).
Defendió (a partir de 1936 y hasta su muerte) una teoría médico-filosófica, el organodinamismo (OD) que es un «neo-jacksonismo», ya que según J.H. Jackson la oposición entre los fenómenos negativos y positivos, expresados en el fenómeno de la disolución (*) implican una inscripción corporal del déficit, una tendencia a la mantención o a la restauración de conjuntos de significantes (referencia a la Ganzheitstheorie de Goldstein), una jerarquía de niveles y una normativa evolutiva del organismo (referencia a Spencer y a Fr. Jacob) ; en fin, una ontología estratificada de niveles del ser (referencia a Nicolaï Hartman).
Todo esto se desarrolló en un juego « dialéctico » en el que se apoyan las oposiciones al interior de dipolos que constituyen los « 7 conceptos claves » en que culmina el Tratado de las alucinaciones (1973) : parejas antinómicas que «no se pueden definir más que por su contrario, es decir aunque se excluyen recíprocamente, se sostienen» (paradigma de distinción-conjunción de Edgar Morin). Estos son:
El aspecto negativo se inicia con una advertencia: no es ni prudente, ni razonable realizar una inferencia directa desde el perturbación orgánica a su materialización en y por el síntoma (mecanicismo). Siempre habrá una «divergencia órgano-clínica». Se subentiende que existe un proceso de reorganización en el proceso de desorganización y que existirá siempre un evento psíquico tras el hecho psicopatológico. Por tanto, si la sintomatología es, en cuanto a su manifestación, relativamente independiente de la perturbación negativa, ella es siempre patogenéticamente dependiente.
El aspecto positivo abarca todas las producciones de la creación artística, de la inspiración poética, de la «locura» (el «núcleo lírico» de la humanidad) y por tanto le asigna un lugar importante al psicoanálisis. Un psicoanálisis cuyo imperialismo Ey combate (1970), pero cuyos conceptos emplea; ansioso no de derribar a Freud sino que de completarlo. Su proyecto puede resumirse en uno de sus aspectos importantes como «la unificación de la psiquiatría y del psicoanálisis».[1]
Tras el organodinamismo se encuentra la idea de que la oposición existente entre psiquis y soma, entre psicogénesis (causalidad psíquica) y organogénesis no es puramente heurística. El ser humano, su « cuerpo psíquico » no es dual, sino bipolar. El cuerpo históricamente se prolonga en el espíritu o incluso, por hablar con Aristóteles y Tomás de Aquino, el espíritu es la forma del cuerpo. Teoría siempre refutable según los principios popperianos, síntesis ambiciosa pero abierta (hospitalidad de esta teoría como tal, legendaria, del hombre), sobre todo marco de trabajo útil y hasta cada vez más indispensable en la confusión epistemológica actual, en el contexto de la fragmentación de las teorías y las prácticas de la medicina psiquiátrica.[2]
Al doctor Henri Ey siempre le emocionó el interés que demostraron los psiquiatras Japoneses con respecto a su obra (como se manifiesta en su correspondencia con el Profesor Hiroshi Ohashi de Kioto y Osaka, en 1969, a propósito de la traducción de La Conciencia). Pero este interés se había estado manifestando desde 1939, en tiempos bien agitados (carta de O.Miyagi, de Tokio, conservada en archivos), a propósito de su concepción órgano-dinámica.
Más recientemente, en enero de 1995, en Internet, el doctor Fuyuhiko Furukawa (del Women's Medical College de Tokio), con ocasión de un intercambio con psiquiatras norteamericanos que no habían jamás oído hablar de H.Ey, declaró que « Henri Ey es uno de los psicopatólogos más conocidos en Japón ». Este psiquiatra norteamericano después se disculpó por sus « lagunas » al enterarse de que H. Ey había sido traducido al inglés, en 1978 por Indiana University Press (Consciousness) y de que era doctor honoris causa de la Universidad de Montreal.