Joseph Hamilton Beattie | ||
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Información personal | ||
Nacimiento | 12 de mayo de 1808 | |
Fallecimiento | 18 de octubre de 1871 | (63 años)|
Causa de muerte | Difteria | |
Nacionalidad | Británica | |
Familia | ||
Hijos | William George Beattie | |
Información profesional | ||
Ocupación | Ingeniero y militar | |
Empleador |
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Joseph Hamilton Beattie (12 de mayo de 1808 - 18 de octubre de 1871) fue un ingeniero mecánico diseñador de locomotoras británico, vinculado al Ferrocarril de Londres y del Suroeste.
Joseph Beattie nació en Irlanda el 12 de mayo de 1808.[1] Se educó en Belfast e inicialmente fue aprendiz de su padre, un arquitecto de Derry. Se mudó a Inglaterra en 1835 para servir como asistente de Joseph Locke en el Ferrocarril Grand Junction y desde 1837 en el Ferrocarril de Londres y Southampton. Después de que se abrió la línea, se convirtió en superintendente de coches y vagones en Nine Elms y sucedió a John Viret Gooch como ingeniero de locomotoras el 1 de julio de 1850.
El 18 de octubre de 1871,[1] Beattie murió de difteria, y su hijo William George Beattie lo sucedió como ingeniero de locomotoras en el Ferrocarril de Londres y del Suroeste.
Inicialmente diseñó una serie de máquinas sencillas de dos ruedas motrices, pero el peso de los expresos de Southampton y Salisbury llevó al desarrollo de máquinas con la configuración 2-4-0, cuyo diseño siguió perfeccionando durante los veinte años siguientes. También diseñó una serie de 85 máquinas tipo tanque con depósito inferior de configuraciones 2-4-0 y 0-6-0. Sus locomotoras estaban entre las más eficientes de la época. Tres de sus diseños de locomotoras más famosos, las de la Clase 0298 2-4-0 tipo tanque,[2] estuvieron en servicio durante 88 años, hasta 1962. Se han conservado dos de ellas (consúltese el artículo del Ferrocarril de Swanage,[3] Ferrocarril de Bodmin & Wenford[4] y el del Museo Nacional del Ferrocarril de York.
Beattie fue un ingeniero muy innovador que presentó la primera locomotora 2-4-0 exitosa del país, pionera en introducir el calentador de agua de alimentación, las válvulas de corredera equilibradas y las cámaras de combustión del carbón. Desde las Pruebas de Rainhill organizadas en 1829, se había aceptado que el humo emitido por la quema de carbón era una molestia.[5] Las compañías ferroviarias aceptaron la necesidad de quemar coke (un combustible sin humo) en sus locomotoras, pero esto era mucho más caro que el carbón y varios ingenieros de locomotoras buscaron un método con el que el carbón pudiera quemarse sin humo.[6] Uno de esos ingenieros fue Beattie, quien diseñó una caldera apta para quemar carbón en 1853.[7]