Se llama lapidario a la persona que tiene por oficio labrar piedras preciosas.
Los instrumentos utilizados por el lapidario son:
Las muelas son de acero muy dulce para el diamante; de cobre para los rubíes, topacios y zafiros y para las demás piedras tiernas o artificiales se emplean muelas de plomo, estaño o cinc. A veces, se asierran o se parten las piedras. Los diamantes se asierran con un alambre muy delicado impregnado de polvos de diamante; el partimiento o clivaje se hace con una hoja de acero bien templada.
Aunque el arte del lapidario es muy antiguo, hasta el siglo XV no se logró tallar el diamante.