Las latrotoxinas (LTXs) son una familia de proteínas del alto peso molecular y de carácter ácido (pH entre 5.0-6.0), que se encuentran en los venenos de las arañas del género Latrodectus, también conocidas como viudas negras.[1] El veneno es un fluido oleoso y amarillento, integrado por lípidos, carbohidratos y proteínas.[2] Contiene al menos 86 proteínas únicas (Duan et al. 2006), entre ellos varios homólogos de LTXs que desempeñan un papel en su toxicidad para los insectos y crustáceos (Grishin 1998). También tenemos dentro de esta familia de latrotoxinas, α-LTX, específicamente que afecta a vertebrados.[3]
Ambos sexos de la especia animal sintetizan veneno, pero únicamente la hembra tiene colmillos suficientemente grandes y fuertes para penetrar en la piel humana. El veneno de esta araña contiene una familia de neurotoxinas relacionadas entre sí, conocidas como latrotoxinas, las cuales causan una estimulación de la exocitosis de neuronas y de células endocrinas. Estas neurotoxinas son selectivas dependiendo del taxón animal de la presa, de esta manera la alfa latrotoxina hace su efecto sobre vertebrados. Por otra parte la a, b y d latroinsectotoxina actúan sobre insectos, así como la alatrocrustotoxina sobre crustáceos.[4]
Las latrotoxinas actúan solo en las células neuronales. Tanto la selectividad animal como la especificidad de tejido, se deben al hecho de que, para que actúen las toxinas, estas se unen a receptores en la superficie celular específicos de las neuronas, estos receptores son distintos dependiendo de la clase de animal. No obstante existen ciertas excepciones como es el caso de la d.latroinsectotoxina, que también tiene efecto a nivel de los músculos de los insectos, los cuales son sus presas naturales.[5]
A nivel glandular no se fabrica la α-latrotoxina como tal, sino que se fabrica un precursor de unos 160 kDa que sufrirá un proceso de maduración por acción de endoproteasas que dará lugar finalmente a la α-latrotoxina, de unos 120 Kda.
Estructuralmente posee 4 dominios.
La α-latrotoxina es una potente neurotoxina, que puede causar una masiva secreción de neurotransmisores a concentraciones picomolar, provocando un bloqueo de la transmisión nerviosa y generando una parálisis muscular. Al parecer, presenta 3 tipos de mecanismos de acción sobre las neuronas, que llevan a cabo la liberación de iones intracelulares como el Ca2+ y el Na+ terminando en la activación de las mismas.
La activación de canales iónicos genera al principio una masiva liberación de acetilcolina y luego de catecolaminas de las terminaciones nerviosas del sistema nervioso autónomo. El veneno de Latrodectus spp posee además péptidos que potencian la acción de la bradiquinina. Como resultado de estos eventos ocurre la despolarización de la unión neuromuscular con hiperreactividad autonómica y agotamiento de la acetilcolina.[6]
La dosis letal 50 (DL50) en ratones, por vía parenteral, de α - LTX (mg / kg de peso corporal) es 20-40. DL50 para la rana = 145 mg / kg Mirlo = 5,9 mg / kg, canario = 4,7 mg / kg, cucaracha = 2,7 mg / kg, polluelo = 2.1 mg / kg, ratón = 0.9 mg / kg, mosca = 0,6 mg / kg, paloma = 0,4 mg / kg, cobaya = 0,1.[7]
Se conoce como latrodectismo al cuadro general causado por la mordedura de las arañas del género Lactrodectus, que si bien es inaparente en el momento de la misma, causa unos minutos más tarde dolor local y eritema, que a veces no se relaciona con la mordedura de la araña. Sin embargo, horas tras la mordedura presenta dolores cada vez más intensos por todo el cuerpo, sensación de ardor o escozor en la planta de los pies, calambres y espasmos musculares, hiperreflexia osteotendinosa, rigidez de la pared abdominal, posición fetal de la víctima, priapismo, retención urinaria, fasciculaciones, parestesias, cefaleas, náuseas, vómitos, sudoración profusa y ansiedad extrema.[8] Las contracciones musculares y la fascies latrodéctica por contractura de los maseteros, puede hacer confundir el cuadro con un tétanos o intoxicación por estricnina. El abdomen duro o "en tabla" puede llevar a diagnósticos erróneos de abdomen agudo, e incluso a motivar por ello laparotomías o apendicectomías erróneas.[2] Además puede aparecer febrícula, delirio, insuficiencia renal, convulsiones y fallo cardiopulmonar. Estas últimas complicaciones son raras, siendo la mortalidad inferior al 5%.[8]
Las pruebas analíticas son de escasa utilidad en el diagnóstico del latrodectismo, siendo los datos más frecuentes una discreta leucocitosis, aumento de la CPK (creatinfosfocinasa) y albuminuria.[5]
Diagnóstico diferencial: Debe hacerse con apendicitis aguda, úlcera perforada, íleo, cólico biliar o renal e invaginación intestinal. Por otro lado tenemos síntomas como pancreatitis, tétanos, infarto agudo de miocardio, intoxicación alimenticia, torsión testicular. Durante el embarazo el latrodectismo puede producir síntomas y signos similares a los que se observan en la preeclampsia (dolor abdominal e hipertensión).
La evolución depende de la severidad de la intoxicación, desapareciendo los síntomas en los pacientes no tratados en unos 7 días y en los adecuadamente tratados en las primeras 48 horas. Las complicaciones son raras, aunque se han descrito casos de trombosis de la arteria poplítea, linfedema crónico, priapismo, parálisis de extremidades, infecciones bacterianas o virales en el sitio de la mordedura y fallecimiento. Estas complicaciones aparecen con preferencia en niños, ancianos y en pacientes con enfermedades cardiovasculares.
Los casos fatales se producen sobre todo en niños y ancianos. Aunque son de frecuencia muy reducida se registran anualmente uno o dos en EE. UU. y otros tantos en Sudamérica. La mortalidad de las mordeduras de viudas americanas se estima inferior al 5% y es prácticamente nula en las mordeduras debidas a especies europeas.[2]
Además el veneno contiene polipéptidos, toxinas más pequeñas que interactúan con los canales catiónicos afectando el funcionamiento de canales de calcio sodio y potasio. Otros péptidos actúan potenciando el efecto de la bradiquinina. Hay enzimas como la hialuronidasa y el ácido D-aminobutitico, que actúan sobre la placa neuromuscular, aumentando la permeabilidad del sodio y potasio en la sinapsis adrenérgica. Esto permite una mayor liberación de catecolaminas, con efectos motores producidos por la depleción de la acetilcolina. Otra proteína contenida – la struerabutoxina A- es muy semejante a las toxinas de las serpientes marinas. También puede aislarse adenosina, guanosina, inosina y 2-4-6 trihidroxipurina.[5]