Los Nueve Ancianos de Disney (Disney's Nine Old Men) fueron los pioneros en la producción de animaciones en la compañía de Walt Disney y en quienes delegó cada vez más tareas en el departamento de animación a principios de la década de 1950 cuando sus intereses se expandían y diversificaba su campo de acción.
El nombre de "nueve viejos" venía del apodo dado por Franklin D. Roosevelt a los nueve jueces del Tribunal Supremo de los Estados Unidos: en la época en que Disney acuñó el apodo la mayoría tenía en torno a cuarenta años.
Realizaron trabajos como Blancanieves y los siete enanitos. Inventaron técnicas de animación. Algunos de ellos fueron directores de los largometrajes Disney.
Para cuando se estrenó Robin Hood, en 1973, sólo cuatro de los nueve integrantes (Kahl, Lounsbery, Thomas y Johnston) seguían animando para Disney, aunque Eric Larson seguía trabajando como cazatalentos y profesor, Wolfgang Reitherman se encontraba dirigiendo y produciendo películas y Marc Davis ayudaba en la creación de los parques de atracciones de Disney. Lounsbery murió en 1976 y Kahl se jubiló ese mismo año y falleció en 1987. Thomas, Johnston y Davis se jubilaron en 1978. Thomas falleció en el 2004 y Johnston, el superviviente del grupo, vivió hasta el 2008.
Además de ser nombrados Leyendas de Disney (Disney Legends) y entrar en el salón de la fama de la empresa en 1989, cada uno de los nueve integrantes fue honrado con el premio Winsor McCay por toda una vida dedicada a la animación.
Como parte de su trabajo para Disney, los Nueve Ancianos definieron los doce principios básicos de la animación:
Otro detalle importante del legado de los Nueve Ancianos son todos los animadores contemporáneos cuyo aprendizaje estuvo relacionado de manera directa o indirecta con ellos. Por ejemplo, Wayne Unten, animador supervisor para Elsa en Frozen fue aprendiz de John Ripa, aprendiz de Glen Keane quien, finalmente, fue aprendiz de Johnston.