El control de plagas o manejo de plagas tiene el objetivo de regular una especie mediante el uso de diferentes tipos de medidas. Esta especie es llamada plaga normalmente por tratarse de especie nueva invasora, colonizadora o que empieza proliferar de manera descontrolada. Se consideran plagas ya que afectan a la salud de los habitantes donde aparece dicha plaga, la ecología, la economía, etc.
Existen diferentes tipos de control de plagas ya que son usados dependiendo del impacto que se quiera tener sobre la plaga, el medio ambiente, la economía, la población y otras variables. Por esa razón, siempre se realiza un estudio previo antes de tomar una medida como esta.
El control químico es uno de los más usados, consiste en el uso de sustancias tóxicas para la plaga, como pueden ser los producto fitosanitarios, teniendo la finalidad de mermar o acabar por completo con la plaga. Desde que el hombre empezó a cultivar los campos, se utilizaban productos como el azufre y betún para acabar con las plagas.
El control biológico de plagas es más novedoso y consiste en la introducción de otra especie ajena al ecosistema que sea un depredador natural a la plaga. Los depredadores naturales mantienen un equilibrio en el ecosistema, impidiendo que la plaga prolifere o se extienda más, reduciendo con el tiempo el número de sus miembros para que no llegue a ser una infestación.
Puntos a tener en cuenta antes de introducir un depredador natural:
El control físico o mecánico es otro método utilizado, en el cual, mediante la introducción de medidas físicas o mecánicas para evitar que la plaga se propague o para mermar a la plaga y tenerla controlada. Este tipo de control afecta a la plaga conteniéndola o eliminándola con el tiempo.
Ejemplos de métodos de control físico o mecánico:
Las termitas son pequeños insectos sociales de cuerpo blando que pueden llegar a medir desde 0.5 a 2.5 mm. Cada temporada de lluvias salen a buscar otros espacios donde formar nuevos nidos y es cuando se puede detectar su presencia. También se localizan gracias a las inconfundibles galerías de tierra que forman en paredes, techos y pisos. La termita se abre paso sobre cualquier material buscando alimento y ahí es donde causa el mayor daño. Si no existe una barrera química que proteja la construcción, la posibilidad de un ataque de termita es elevada y los estragos o molestias son impredecibles.
Se alimentan de madera, tela, papel, cartón, derivados de textiles y todo lo que contenga celulosa. Penetran desde abajo de la tierra a través de huecos y grietas del piso a las paredes de las construcciones.
Antiguamente el control de plagas era un concepto ligado a la agricultura. Para poder maximizar la producción de alimentos era necesario proteger los cultivos de otras plantas competidoras de animales herbívoros, así como de insectos que podían afectar a las cosechas o a la calidad de las mismas.
Muchas plagas se convierten en reales problemas por la acción directa del humano. Muchas veces una modificación de estas acciones puede ser suficiente para controlar una plaga. Las moscas domésticas, por ejemplo, tienden a establecerse allí donde hay actividad humana y aparecen en grandes cantidades allí donde hay alimentos o residuos expuestos.
Un control convencional es probablemente el primero en ser empleado, ya que comparativamente es más barato y fácil destruir malezas quemándolas, arándolas, matando a los competidores herbívoros, tales como cuervos y otros pájaros que comen semillas. Técnicas como la rotación de cultivos, cultivos en fajas, o intercultivo, y selección genética de cultivares resistentes a plagas también tienen una larga historia.
Tradicionalmente se controlaban las plagas mediante el control químico. De hecho hace ya miles de años, los sumerios empleaban azufre para controlar algunos insectos. También se usaban plantas venenosas para el control de algunas plagas. Los chinos y los egipcios ya utilizaban productos químicos para controlar insectos y otras plagas. Pero no fue hasta la industrialización, siglos XVIII y XIX, que el sistema de control utilizado fueron los productos químicos. En el siglo XX con el DDT y los herbicidas, el uso de productos químicos para el control de las plagas se extendió considerablemente.
Hoy en día el uso preferente de productos químicos para el control de las plagas está siendo reemplazado por un nuevo enfoque: manejo integrado de plagas, o también llamado "gestión integrada de plagas". Este sistema para manejo de plagas enfatiza el uso de prácticas preventivas simples y económicas que puedan ocasionar el menor daño posible a las personas y al medioambiente. El método se basa principalmente en eliminar las plagas minimizando su acceso a alimento, agua y refugios.