Mnason | ||
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Información personal | ||
Nacimiento |
Siglo I Tamasos (Chipre) | |
Fallecimiento | Tamasos (Chipre) | |
Mnasón o Nasón (en griego: Μνάσων) fue un cristiano chipriota del primer siglo, del cual se dice que ofreció hospitalidad al apóstol Pablo y a sus compañeros cuando estos llegaron a Jerusalén procedentes de Cesarea (cf. Hch 21, 16). La redacción de este versículo ha suscitado debates sobre si Mnasón acompañó a los viajeros en su viaje, o si simplemente les proporcionó alojamiento, así como si su casa estaba en Jerusalén o en un pueblo camino a Jerusalén. Aunque solo se menciona en un versículo, muchos cristianos han extraído lecciones del ejemplo de Mnasón sobre la perseverancia en la fe cristiana y el ejercicio de la hospitalidad.
En Hch 21, 16 se dice que Mnasón proporcionó alojamiento a Pablo y a sus compañeros, así como a "algunos de los discípulos de Cesarea", cuando venían a Jerusalén para ofrecer a la Iglesia una colecta recaudada en Grecia y Asia Menor al término del tercer viaje misionero de Pablo (en torno al año 57 d. C.): "Venían con nosotros algunos discípulos de Cesarea, que nos llevaron a casa de cierto Mnasón, de Chipre, antiguo discípulo, donde nos habíamos de hospedar". El texto no aclara dónde se encontraba la casa de Mnasón. En efecto, podía estar en Jerusalén, o bien de camino a Jerusalén, puesto que de Cesarea a Jerusalén hay dos jornadas de camino por lo menos[1].
Ninguna fuente contemporánea de los Hechos de los Apóstoles contiene detalles biográficos sobre Mnasón. Que era un judío helenista se deduce por el hecho que se dice que era de Chipre, lo mismo que el Bernabé, que era un levita chipriota. Mnasón nombre significa "recordando"[2] y era entonces un nombre griego común[1]. En el Corpus Inscriptionum Graecarum aparece como nombre personal unas 30 veces[3]. El nombre es una variante de "Jasón"[2]; de hecho, en el Codex Sinaiticus, su nombre aparece como "Jasón"[3]. FF Bruce ha planteado la posibilidad alternativa de que su nombre sea una forma helenizada del nombre hebreo "Manasés", pero concluye que es más probable que sea solo un nombre griego[4].
Hch 21, 16 describe a Mnasón como un "antiguo discípulo" (en griego: ἀρχαίῳ μαθητῇ), aunque no se dice exactamente cuánto tiempo había sido creyente, por lo que es tema de discusión. J.J. Hughes ha sugerido que había sido creyente desde la venida del Espíritu Santo en Pentecostés, como se describe en Hch 2, 1-31, y en consecuencia miembro fundador de la iglesia en Jerusalén[5]. También se ha propuesto que podría haber sido uno de los setenta discípulos anónimos enviados por Jesús en el evangelio de Lucas, y se le nombra como uno de ellos en el Libro de la abeja del siglo XIII[6][7]. También es posible que se convirtiera bajo el ministerio de Bernabé y Pablo cuando viajaron a Chipre, como se registra en Hch 13[6].
Friedrich Blass y George Salmon, basándose en el texto del Códice de Beza (s. V) que ubica explícitamente la casa de Mnasón en un pueblo camino a Jerusalén, sugieren que este fue convertido por Pedro. En efecto, de acuerdo con el mismo Códice de Beza para Hch 11, 2, Pedro habría predicado el Evangelio en los distritos entre Cesarea y Jerusalén. Por eso Salmon concluye: "Es una natural inferir que Mnasón fue uno de sus conversos"[8].
Siendo un "antiguo discípulo", algunos autores han sugerido que Lucas, que se incluye en el relato de Hch 21, 16 ("nosotros"), pudo haber entrevistado a Mnasón para recopilar material de origen histórico sobre la iglesia primitiva, material que utilizaría para la redacción de Hechos. Esto explicaría por qué menciona el aparentemente irrelevante dato de su nombre y su calificación de "antiguo discípulo"[5][9]. Más específicamente, William M. Ramsay ha propuesto que Mnasón fue la fuente de Lucas para los relatos sobre las curaciones de Eneas y Dorcas (Hch 9)[9].
El hecho de que Mnasón poseyera una casa que podía acomodar a todos los compañeros de Paul parece indicar que se trataba de una persona pudiente[10].
El principal debate académico en torno a la figura de Mnasón se ha centrado en la ubicación de su casa. Este dato no se encuentra en la mayoría de los manuscritos, aunque la idea de que Mnasón vivía fuera de Jerusalén encuentra apoyo explícito en el Códice de Beza (s. V). Este describe a Mnasón como un rico terrateniente que vivía entre Jerusalén y Cesarea: "Y cuando llegaron a cierta ciudad, fuimos a casa de cierto Mnasón, un antiguo discípulo de Chipre. Y saliendo de allí llegamos a Jerusalén..." (Hch 21, 16-17 en el Códice de Beza). Este dato se encuentra también en una nota marginal en la Peshitta[3][11][12].
Otros eruditos del Nuevo Testamento han visto este punto de vista como muy improbable, incluidos F. F. Bruce[9], Richard C. H. Lenski[11] y I. Howard Marshall[13]. Lenski ha argumentado que esta interpretación es contraria al flujo del texto, afirmando: "El objetivo de la narración no es dónde se detuvieron los viajeros para pasar la noche, sino dónde se alojó el grupo de Pablo en Jerusalén"[11]. Marshall ha comentado que sería inusual que Lucas solo nombrara al anfitrión de Pablo para pasar la noche en lugar de su anfitrión en Jerusalén[13].
La ambigüedad en el texto que menciona la hospitalidad mostrada por Mnasón a Paul y sus compañeros también ha llevado a debatir sobre si Mnasón viajó con estos desde Cesarea antes de ofrecerles alojamiento en su casa, o si él estaba en su casa cuando estos llegaron[3]. Algunas traducciones como la Reina Valera dicen que los discípulos traían a Mnasón con ellos, mientras que la Biblia de Jerusalén dice que los discípulos trajeron a Pablo a la casa de Mnasón. Los comentaristas modernos generalmente favorecen la última interpretación. Dice J. J. Hughes: "Si bien es posible comprender cualquiera de ambas interpretaciones a partir de la difícil sintaxis de este pasaje, el último probablemente sea correcto, ya que es difícil comprender por qué los discípulos traerían consigo al futuro anfitrión"[5].
Algunos escritores cristianos como Matthew Henry, Frederick Hastings y Alexander Maclaren han señalado a Mnasón como un ejemplo de perseverancia en la fe cristiana, enfatizando su voluntad de brindar hospitalidad incluso después de muchos años de ser cristiano. Maclaren escribe: "Qué hermoso es ver a un hombre... aferrándose firmemente al Señor a quien ha amado y servido todos sus días"[14].