En la mitología griega, Pandáreo (griego antiguo Πανδάρεως, Pandáreôs) era el nombre de dos personajes que algunos autores, como Pausanias, tienden a fundir en uno.
El primero, hijo de Mérope, era de Mileto, una ciudad cretense. Robó el perro de oro que, por deseo de Rea, vigilaba a la cabra que amamantaba a Zeus cuando éste era todavía un niño, y que posteriormente custodiaba en el templo de Zeus en Dicte. Entregó el perro a Tántalo para que lo ocultara hasta que se pasara la alarma inicial, pero cuando le pidió que se lo devolviera, Tántalo juró que no sabía nada del asunto. Zeus castigó a los dos: a Pandáreo lo convirtió en piedra, y a Tántalo lo fulminó con un rayo, y le colocó sobre su cabeza el monte Sípilo.[1] Otra versión narra que Pandáreo y su mujer, Harmótoe, lograron huir a Sicilia, donde Zeus los mató.[2] Las diosas Hera, Artemisa y Afrodita se hicieron cargo de Camiro y Clitie (o Cleotera), las dos hijas de Pandáreo y Harmótoe, pero las Harpías se apoderaron de las muchachas y las entregaron después a las Erinias como esclavas.[3][4]
El segundo Pandáreo, de Éfeso, había recibido el don de Deméter de que por mucho que comiera, nunca sentiría lleno el estómago. Era el padre de dos hijas llamadas Aedón y Quelidón (o Quelidónide). La primera se casó con Politecno de Colofón, y vivieron tan felices que alardeaban de llevarse mejor que Zeus y Hera. Los dioses, ofendidos, les enviaron a Eris (la discordia) para que arruinara su matrimonio. Así, en una visita que hizo Politecno a su suegro, engañó a su cuñada diciéndole que Aedón quería verla, la llevó a un bosque cercano y allí la violó. Las dos hermanas, para vengarse, cocinaron al único hijo de Politecno, llamado Itis, y se lo sirvieron para comer. Al darse cuenta de lo que había pasado, Politecno persiguió a las infanticidas hasta la casa de su padre, donde se habían escondido. Sin embargo, los criados de Pandáreo consiguieron atar a Politecno en mitad del campo y lo untaron de miel para que fuera devorado por los insectos. Aedón, por compasión, acudió a socorrerle, ante lo cual sus padres y su hermano querían matarla, pero Zeus, conmovido por las desgracias de esta familia, los convirtió en aves: Aedón en ruiseñor, Quelidón en golondrina, el hermano de ambas en abubilla, Politecno en pájaro carpintero (o pico carpintero), Pandáreo en águila marina y la esposa de Pandáreo en alción.[5]
En otra versión se dice también que Pandáreo fue padre de Aedón, pero se narra un mito diferente acerca de esta: en este relato estaba casada con Zeto y ,celosa de la numerosa prole que tenía su cuñada Níobe, decidió matar a uno de sus sobrinos. Por error, o por designio de los dioses, mató a su propio hijo, Itilo y fue tanto su dolor que se convirtió en ruiseñor.[6]