Papa emérito | ||
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Vacante | ||
Ámbito | Iglesia católica | |
Residencia | Monasterio Mater Ecclesiae | |
Tratamiento | Su santidad | |
Duración | Vitalicio | |
Creación | 28 de febrero de 2013 | |
Primer titular | Benedicto XVI | |
Sitio web | www.vatican.va | |
Papa emérito o sumo pontífice emérito,[1] también denominado obispo emérito de Roma, es el título que designa a aquel sumo pontífice de la Iglesia católica que, por libre y espontánea voluntad, decide renunciar al ministerio papal.[1]
El término emérito hace referencia a todo aquel que se ha retirado de un empleo o cargo y continúa ejerciendo o disfruta algún premio o compensación como reconocimiento por sus méritos; en este caso, un papa que renuncia.
Tras la decisión de Benedicto XVI de renunciar a su pontificado el 11 de febrero de 2013,[2] el Pontificio Consejo para los Textos Legislativos trató de dilucidar cómo debería tratarse a un pontífice que renunciara a su puesto o qué símbolos lo representarían.
Cabe mencionar que, hasta el caso de Benedicto XVI, la posibilidad de renunciar al ministerio petrino estaba contemplada en el canon 332 del Código de Derecho Canónico. Sin embargo, ni en este, ni en ningún otro documento pontificio se contemplaba lo que ocurriría con dicho prelado después de su dimisión.
La renuncia de Benedicto XVI se hizo efectiva formalmente el 28 de febrero de 2013, y en esa oportunidad, al despedirse de los cardenales en su último día como pontífice, ofreció a su sucesor su incondicional obediencia.
Desde su renuncia, Benedicto XVI, empleó el título de papa emérito de forma vitalicia.[3] El título está vacante desde su fallecimiento, el 31 de diciembre de 2022.
En la historia moderna de la institución solo existe un caso en el cual un papa renunciara a su cargo (Benedicto XVI, en el siglo XXI); los anteriores precedentes debidamente documentados se encuentran en la Edad Media con la dimisión de cinco pontífices:
De estos seis pontífices, podemos resumir que dos de ellos renunciaron para destruir cismas dentro de la institución (Ponciano y Gregorio XII); y uno más, Juan XVIII, era una «marioneta política»; por lo que San Clemente I, Celestino V y Benedicto XVI son los únicos pontífices que han renunciado por propia voluntad y en total libertad.
La renuncia de un papa se ve observada dentro del código de Derecho Canónico de la siguiente manera:
"Si el Romano Pontífice renunciase a su oficio, se requiere para la validez que la renuncia sea libre y se manifieste formalmente, pero no que sea aceptada por nadie”. Los dos puntos fundamentales son, por lo tanto, la libertad y la manifestación debida. Libertad y manifestación pública, y el consistorio donde el Papa ha manifestado su voluntad, es público. "Código de Derecho Canónico, canon 332, párrafo 2.
El 22 de febrero de 1996, Juan Pablo II promulgó la Constitución apostólica "Universi Dominici Gregis", la cual rige la sucesión papal; posteriormente revisada por Benedicto XVI en la Carta Apostólica “De aliquibus mutationibus in normis de electione Romani Pontefici”, dada motu proprio en Roma el 11 de junio de 2007, modificadas ambas en la última Carta Apostólica motu proprio llamada "Normas Nonnullas" del 25 de febrero de 2013.
El 26 de febrero de 2013, el cardenal Francesco Coccopalmerio, presidente del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, aclaró los detalles del nuevo nombramiento aunque no en qué texto jurídico será estipulado o la forma en que será promulgado.[1]
Tras el anuncio de la renuncia de Benedicto XVI, durante dos semanas se debatió intensamente tanto en la prensa como por los juristas vaticanos sobre el estatus del papa tras su renuncia: