Los parches de nicotina son parches transdérmicos usados para tratar el tabaquismo o adicción al tabaco como terapia de reemplazo de nicotina. Están disponibles desde 1992 cuando la FDA aprobó cuatro parches transdérmicos de nicotina, dos de los cuales se venden sin prescripción desde 1996.
El parche, en teoría, debería suplir las ganas de fumarse un cigarro, debido a que, al fijarse en la piel (normalmente en el brazo, hombro o glúteo), libera una dosis de nicotina inferior a la de un cigarrillo, pero liberando las endorfinas que se liberaría con la dosis de tabaco que consumiría la persona, quitando las ganas de fumar.
Respecto a su eficacia aún no hay datos concluyentes pero los investigadores han encontrado que son más eficaces que el placebo y que los chicles de nicotina y que el efecto es mayor si se usan con métodos conductuales y fármacos antagonistas de la nicotina como la mecamilamina y la naltrexona así como con el antidepresivo bupropion.[1][2]
Los parches de nicotina no se deben usar durante el embarazo pues la nicotina podría ayudar a desencadenar defectos cognitivos relacionados con la audición de los recién nacidos y la exposición fetal a la nicotina podría ser la responsable.