La poesía marciana (Martian School Poetry) fue un movimiento poético del Reino Unido de los años 1970 y 1980 y desarrollado en torno a la Universidad de Oxford, en el que situaciones cotidianas son descritas de manera extraña y desfamiliarizada, como si fueran relatadas por un marciano que acaba de aterrizar en la Tierra. Sus mayores exponentes fueron los poetas británicos Craig Raine y Christopher Reid.
El término marcianismo ha sido más bien aplicado a la ficción que a la poesía. Pero la palabra marcianismo es además un anagrama de uno de sus mayores exponentes, Martin Amis, quien promovió el trabajo de Raine y Reid en la revista literaria Times Literary Supplement y en New Statesman[1] (dedicada a “problemas mundiales que la prensa convencional a menudo hace caso omiso”).
Porfiri P. Infántiev, uno de los padres de la ciencia ficción rusa, definía en 1896 la poesía marciana así:
Como puede apreciar, la principal diferencia entre la poesía marciana y la nuestra estribaba en que mayoritariamente su inspiración no procedía del pasado o del presente, sino del futuro, lo que abría un inmenso espacio a la fantasía.[2]
Relacionada con el surrealismo, surgió en el contexto de la poesía experimental de los tardíos años 60 del siglo XX; también fue influida por la variedad de tradiciones inglesas que incluyen la poesía metafísica, adivinanzas anglosajonas o la poesía nosense (por ejemplo: Lewis Carroll y Edward Lear). Las descripciones de Dr. Johnson de los poetas metafísicos se aproximan a definir muy bien muchos aspectos de la poesía marciana cuando dice 'las ideas más heterogéneas están unidas por la violencia';[3] en este contexto, lo que distingue la poesía marciana de la metafísica es su foco en la experiencia visual.
El término poesía marciana o marcianismo comenzó a aplicarse a principios de la década de los años 80 a un reducido grupo de poetas que exponían en sus escritos hechos y objetos a través de la mirada de un alienígena. Esta corriente literaria es fruto de una época de conflictos sociales, guerras y miedo ante la amenaza nuclear. Craig Raine, uno de los mayores exponentes del Martian Poetry, publicó en 1979 A Martian Sends a Postcard Home (Un marciano envía una postal a casa). En esta obra, el narrador observa desde la lejanía y con extrañeza el comportamiento humano e intenta describirlo a sus compatriotas de Marte. Por ejemplo, el marciano llama a los libros caxton y los describe así:
Esta manera de hacer lo familiar parecer extraño también fue llevada a la ficción por Martin Amis. En su novela Other People: A Mystery Story (Otra gente: una historia de misterio), publicada en 1981, la protagonista sufre aparentemente de amnesia, lo que le hace perder la memoria de hasta incluso aspectos básicos de la experiencia humana.
La poesía marciana también se hizo popular en la enseñanza de composición poética a niños escolares.
No solo la mirada alien sobre la rutina terrestre puede considerarse poesía marciana; también encontramos el caso contrario. En Areografía, poemario de Raúl Fernández Cobos, publicado en el 2016, Marte es el eje principal de la obra y la mirada terrícola se cierne sobre el planeta rojo. El autor predice un futuro no muy lejano, inspirándose en relatos de ciencia ficción como las Crónicas Marcianas de Ray Bradbury y la Trilogía de Marte de Kim Stanley Robinson. Uno de sus poemas, La oportunidad, describe el recorrido de un rover, al que él llama "peregrino" (aunque aquí también puede interpretarse a la humanidad como "peregrino"):
En la estrofa 'condensaba el sueño marciano / en su corazón de radioisótopos' está haciendo una doble personificación: de Marte (el sueño marciano, o el planeta en estado anestésico) y del rover (con un corazón de radioisótopos), siendo este último ojos y manos de una humanidad que trae consigo la tecnología al planeta rojo y con ello lo altera.