La prostitución en la República Centroafricana es legal y habitual.[1][2] El proxenetismo[1] o lucrarse con la prostitución ajena es ilegal, al igual que obligar a las personas a prostituirse. El castigo es una multa y hasta un año de prisión, o 5 años si se trata de un menor.[2]
La trata de personas y la prostitución infantil son un problema en el país.[2][3] Un estudio publicado en 2017[3] reveló que alrededor de dos tercios de las prostitutas de la capital, Bangui, trabajaban a tiempo parcial para complementar sus ingresos o pagar las tasas escolares y universitarias. Algunas de las prostitutas a tiempo completo visitan hoteles, bares y clubes nocturnos en busca de clientes adinerados, especialmente hombres franceses. Se las conoce como "pupulenge" (libélulas) o "gba moundjou" (mira el blanco). A las que trabajan en los barrios más pobres se las conoce como "kata".[3]
Según la misma encuesta, la edad de las prostitutas a tiempo completo oscilaba entre los 16 y los 30 años, y la mayoría (90%) procedía de la República Centroafricana. Otras procedían del Congo, Chad y Camerún.[3]
Los preservativos en el país son escasos,[3] al igual que en otros países subsaharianos.[4] Como resultado, las infecciones por VIH y otras ETS son elevadas entre las trabajadoras sexuales del país.[3] ONUSIDA estimó que en 2016, el 9,2 % de las trabajadoras sexuales del país estaban infectadas por el VIH.[5] Otras fuentes sitúan la tasa de infección más alta.[6]
La prostitución infantil es un problema en el país,[2][3] y no hay leyes contra el estupro que protejan a los menores.
Algunas mujeres jóvenes y niñas entran en el comercio sin la participación de terceros para sobrevivir[2] o para pagar las tasas escolares/universitarias.[3] Otras se convierten en prostitutas o amantes de hombres ricos para ganar dinero para sus familias.[2] También hay pruebas de explotación sexual comercial de niños, ya sea internamente o desde y hacia otros países de la zona.[2][7]
En 2016, surgieron informes de abusos por parte del personal de mantenimiento de la paz de la ONU. Se denunció que miembros de las fuerzas de paz de Gabón, Marruecos, Burundi y Francia habían pagado por mantener relaciones sexuales con niñas de tan solo 13 años en un campamento para desplazados cerca de Bangui. Anteriormente, se había acusado a las fuerzas de mantenimiento de la paz de otros 22 casos de abusos o explotación sexual.[3][8]
La República Centroafricana es un país de origen y destino de niños sometidos a trata de personas, incluida la prostitución forzosa. La mayoría de las víctimas infantiles son traficadas dentro del país, pero un número menor va y viene de Camerún, Chad, Nigeria, República del Congo, República Democrática del Congo y Sudán.[9]
No existen leyes específicas en el país para abordar la trata de seres humanos, pero los traficantes pueden ser procesados en virtud de la legislación relativa a la prostitución, la esclavitud, la explotación sexual, las infracciones del código laboral y la edad escolar obligatoria.[2]
En 2018, la Oficina de Vigilancia y Lucha contra la Trata de Personas del Departamento de Estado de Estados Unidos elevó al país de "nivel 3"[10] al "nivel 2".[11]