La prostitución en Timor Oriental es legal,[1] pero el proxenetismo y la participación de terceros con fines lucrativos o para facilitar la prostitución son acciones prohibidas.[2] La prostitución se ha convertido en un problema desde que el país se independizó de Indonesia en el año 2002,[3] especialmente en la capital, Dili.[4] En 2014 se calculaba que había más de 1 600 prostitutas en el país asiático.[5]
La aplicación de la ley es deficiente,[2] pero de vez en cuando se toman medidas represivas.[4][6] Las trabajadoras del sexo extranjeras suelen ser el objetivo, y a menudo son deportadas.[2][7] Las leyes de orden público también se utilizan contra las prostitutas.[2] Referido a las prostitutas nacionales, muchas entraron en la espiral sexual a consecuencia de la pobreza y el desempleo, como vía (libre o forzada) para subsistir.[8] Las prostitutas extranjeras, especialmente de Indonesia, China y Filipinas, entran en el país con visados de turista de 90 días.[8]
El tráfico sexual[7] y la prostitución infantil son problemas en el país.[9]
Antes de su partida en 2012,[10] la división UNPOL de la Fuerzas de paz de las Naciones Unidas ayudaba a la policía, incluso participando en redadas de prostitución. Sin embargo, a pesar de la política de tolerancia cero hacia el personal de la ONU que utilizaba prostitutas,[3] estos mismos eran también un importante grupo de clientes.[11] Se denunció que frecuentaban burdeles,[3] incluidos los que utilizaban a mujeres víctimas de la trata. Los vehículos de la ONU se utilizaban para recoger a prostitutas callejeras.[3]
También se denunció que un barco fletado por Naciones Unidas se utilizaba como tapadera para traficar con niños con fines de prostitución en el país.[12]
Timor Oriental es país de origen y destino de mujeres y niños sometidos al tráfico sexual. Mujeres, niñas y, ocasionalmente, hombres y niños jóvenes timorenses de zonas rurales son conducidos a la capital con la promesa de mejores perspectivas de empleo o educación y son objeto de tráfico sexual; hay informes de complicidad oficial en estas prácticas. Las mujeres extranjeras, incluidas las de Camboya, China, Indonesia, Filipinas y Vietnam, son vulnerables al tráfico sexual en Timor Oriental.
Los traficantes transnacionales pueden pertenecer a sindicatos del crimen organizado indonesios o chinos, y al parecer rotan a las víctimas extranjeras del tráfico sexual dentro y fuera del país durante los 90 días que dura un visado de turista, con el fin de evitar levantar sospechas o llamar la atención sobre el delito mediante infracciones por sobrepasar la duración del visado. La policía acepta sobornos de los establecimientos implicados en el tráfico o de los traficantes que intentan cruzar ilegalmente las fronteras, y en años anteriores han sido identificados como clientes de locales de comercio sexual investigados por sospechas de tráfico.[7]
Según funcionarios de inmigración, la policía y fuentes de los medios de comunicación, las mujeres extranjeras que ejercían la prostitución, muchas de las cuales eran posibles víctimas de la trata con fines de explotación sexual, a veces eran detenidas en masa durante las redadas de las fuerzas del orden y luego deportadas sin un control adecuado, o como resultado de la incapacidad de los agentes encargados de la detención para obtener información pertinente de las mujeres debido a que habían sido instruidas para proporcionar relatos idénticos.
Por este motivo, los agentes de la PNTL afirmaron que no habían podido obtener pruebas suficientes para procesar a los propietarios de un bar de karaoke que podrían haber sometido a 67 mujeres extranjeras a trata con fines sexuales durante el período del informe. La PNTL informó de que los propietarios de bares de karaoke confiscaban los pasaportes de las trabajadoras extranjeras y sólo los entregaban si la policía ordenaba su deportación.[7]
La Oficina de Vigilancia y Lucha contra la Trata de Personas del Departamento de Estado de Estados Unidos mantuvo la clasificación en 2023 para Timor Oriental como país de "nivel 2".[13]