La psicología del aprendizaje es una rama de la psicología que estudia el proceso de aprendizaje de los animales humanos y no humanos.
Dentro de los enfoques en psicología que han definido o determinado la forma en que se aprende están: el conductual y el cognitivo.
- El enfoque cognitivo, por su parte, está basado en los procesos que tienen lugar atrás de la conducta. Cambios observables que permiten conocer y entender que es lo que está pasando en la mente de la persona que se encuentra aprendiendo. Se dedica a la conceptualización de los procesos de aprendizaje y son las encargadas de que la información cumpla ciertos números de pasos importantes, como son: sea correctamente recibida, luego sea organizada y almacenada y luego sea vinculada. Para Piaget el desarrollo intelectual es un proceso que sigue un camino ordenado, sistemático y secuencial. Del enfoque cognitivo, en la psicología de la educación, David Ausubel es el autor de la teoría de aprendizaje significativo y Jerome Bruner es autor de la teoría de aprendizaje por descubrimiento.[2]
Aprendizaje y educación
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En la psicología de la educación y la pedagogía, las teorías que mayor aceptación han tenido conciben el acto de aprender desde una perspectiva integradora que implica modificar el sistema cognitivo, a través de cambios conductuales, generalmente permanentes.[3]
Además de esta característica, juega una función de orientación dentro del proceso de enseñanza y aprendizaje, lo que equivale a decir que influye en el desenvolvimiento de los restantes elementos de este proceso, por ello cumple las funciones siguientes:
- Es el elemento didáctico en el que se plasma y se concreta la intencionalidad educativa.
- Influye en el comportamiento del resto de los componentes y estos en relación de subordinación y coordinación influyen sobre el mismo.
- Orienta la actividad de profesores y estudiantes, pues al especificar el fin a lograr guía la estructuración del proceso para lograrlo y hasta que nivel llegar en el desarrollo previsto.
- Constituye un criterio de valoración de la efectividad o calidad del proceso, pues permite, en unión de otras determinaciones procedentes de la práctica, evaluar las acciones logradas en los estudiantes, la propia actividad del profesor y la programación previamente planificada en su proceso de realización y comparar la diferencia alcanzada entre el nivel de entrada y salida de los estudiantes.[4]