Renato Capecchi | ||
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Información personal | ||
Nacimiento |
6 de noviembre de 1923, El Cairo Milán, Italia | |
Fallecimiento |
30 de junio de 1998, Sirmione Milán (Italia) | |
Nacionalidad | Italiana (1946-1998) | |
Información profesional | ||
Ocupación | bajo-barítono | |
Género | ópera | |
Instrumento | Voz | |
Tipo de voz | Bajo-barítono | |
Discográficas |
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Renato Capecchi (El Cairo, 6 de noviembre de 1923 – Milán, 30 de junio de 1998) fue un bajo-barítono italiano.
Hermano menor del actor y actor de doblaje Giorgio Capecchi, estudió violín, y luego de la Segunda Guerra, canto lírico en Milán con Ubaldo Carozzi. A finales de la década de 1940 ganó un concurso vocal patrocinado por una estación de radio italiana, y en 1949 hizo su debut profesional como Amonasro en Aida en el Teatro Municipal de Reggio Emilia.
Al año siguiente actuó en el Maggio Musicale Fiorentino en 'Elisir d'amore en el rol de Belcore e inició una actividad regular en el festival de Aix en Provence, protagonizando Don Giovanni y en los roles de Guglielmo en Così fan tutte, Fígaro en El barbero de Sevilla, y Don Magnífico en La Cenerentola.
Su debut en La Scala tuvo lugar en 1951 en ocasión del estreno mundial de L'allegra brigata de Gian Francesco Malipiero. Participó además en los estrenos mundiales de La donna è mobile de Riccardo Malipiero, Lord Inferno de Giorgio Federico Ghedini, Billy Bud de Sylvano Bussotti los estrenos italianos de Guerra y paz de Prokófiev y La nariz) de Shostakovich.
Durante ese mismo 1951 desembarcó en el Metropolitan de Nueva York con el Germont de La traviata, y cantó roles protagónicos hasta 1954. Asimismo cantó regularmente en el Covent Garden entre 1962 y 1973.
Luego de haber desenvuelto gran parte de su carrera en teatros europeos, Capecchi retornó al Metropolitan en 1975, especializándose en roles más pequeños que añaden toques de humor a las obras trágica, (como el Sagrestano de Tosca), o Benoit y Alcindoro en La Boheme. En estas pequeñas caracterizaciones Capecchi tuvo un éxito singular para papeles tan pequeños.
Fuera de su voz tonante y vagamente aterciopelada, Capecchi era además un actor notable. Por ello tuvo exitosas performances en los clásicos roles baritonales (El barbero de Sevilla', Rigoletto, Otello, La traviata, Gianni Schicchi, La bohème), pero sus notables dotes escénicas brillaron en roles de bajo buffo[1] en operas del Setecientos y del Ochocientos , como Il filosofo di campagna, La serva padrona, Il maestro di cappella, Il barbiere di Siviglia (ahora como Don Bartolo), La Cenerentola (como Dandini), y Don Pasquale.
En los últimos años de su carrera desarrolló también una actividad como reggiseur, montando obras como La Boheme de Puccini en el Metropolitan Opera, Così fan tutte en Susa en 1975, la première americana de Don Giovanni Tenorio ossia Il convitato di pietra de Giuseppe Gazzaniga en Saratoga en California en 1977, La hija del regimiento en la New York City Opera en 1985,y El barbero de Sevilla en la Universidad de Colorado. También ha dirigido producciones en la Opera de San Francisco y en la prestigiosa Escuela Juilliard de Manhattan, donde enseñó durante muchos años.
Capecchi se despidió de las tablas en 1986, a los sesenta y tres años, con un recital de canciones italianas en el Carnegie Hall, obteniendo un espectacular triunfo.
Inmediatamente después se dedicó a la enseñanza del canto y a su pasión por la pintura.
Capecchi falleció en Milán a los 74 años, como consecuencia de una complicación de la enfermedad de Alzheimer.
A pesar de que su voz no poseía la opulencia de los barítonos estrella de su época, Renato Capecchi tuvo un alto rendimiento vocal debido a la riqueza tímbrica de su instrumento y a sus excepcionales cualidades actorales aplicadas a la palabra cantada. Su sensibilidad en el uso de la lengua italiana, como su intelecto musical explorador, lo convirtieron en uno de los cantantes más valorados de su tiempo. Su interpretación grabada del Rigoletto de Verdi, vocalmente menos impactante que las de Leonard Warren o de Sherrill Milnes, se encuentra sin embargo entre las mejores, por su dominio de las sutilezas de la conducta y la verdad dramática. Del mismo modo, su Fígaro de Rossini, capturó el azogue y los lados pragmáticos del carácter boyante del barbero. El repertorio de Capecchi era enorme, abarcaba cientos de papeles. Con los años, cada vez se concentró más en las partes de bajo buffo, donde sus habilidades lo transformaron en un intérprete único.[2]