Salim Chishti | ||
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Salim Chishti (en taparrabos) en un cementerio, con un músico, un hombre leyendo y un anciano. Obra sobre papel, siglo XIX. Museo Británico. | ||
Información personal | ||
Nombre completo | Shaij Salim Chishti | |
Nacimiento |
1480 Delhi | |
Fallecimiento |
1572 Fatehpur Sikri | |
Sepultura | Tomb of Salim Chishti | |
Nacionalidad | India | |
Religión | Sufismo | |
Shaij Salim Chishti (en urdu: شيخ سلیم چشتی; Delhi, 1480-Fatehpur Sikri, 1572) fue un santo sufí indio, miembro de la tariqa de la Chishtiyya. Tras una larga estancia en Oriente Próximo y Arabia, regresó para instalarse en Sikri, en India, donde su santidad atrajo a numerosos visitantes. Entre ellos se encontraba el emperador Akbar, que hizo construir su nueva capital, Fatehpur Sikri, en el emplazamiento de su ermita.
Nacido en el seno de una prominente familia de Delhi en 1480,[1][2]Era descendiente del jeque Farid, predicador y místico musulmán sunípunyabí.[3] Una hija del jeque Salim Chishti fue la madre adoptiva del emperador Jahangir. El emperador estaba profundamente unido a su madre adoptiva, como se refleja en el Jahangirnama,[4] y era muy cercano a su hijo Qutubuddin Koka que fue nombrado gobernador de Bengala y Odisha.[5] Su hijo mayor, Saaduddin Khan, fue ennoblecido Saaduddin Siddique y se le concedieron tres jagirs en el zila de Gazipur de Amenabad, Talebabad y Chandrapratap. Actualmente vive allí su bisnieto Kursheed Aleem Chishti, que es la 16.ª generación de Salim Chishti.[6]
Salim Chishti viajó durante más de veinte años por Arabia y Oriente Próximo. Realizó varias peregrinaciones a La Meca y Medina, ciudades santas en las que vivió durante ocho años. Siguió las enseñanzas de muchos doctores islámicos, pero poco a poco se fue alejando de ellas para acercarse a la filosofía sufí.[7] En 1564, a la edad de 80 años y con fama de sabio y santo, regresó a la India para instalarse en Sikri, una región árida y rocosa a 40 km de Agra. Allí vivió como un asceta, descalzo y vestido simplemente con un taparrabos de algodón, lo que contribuyó a su prestigio y atrajo a multitud de visitantes, tanto humildes como aristocráticos.[7]
El emperador mogol Akbar, que sentía curiosidad y estaba preocupado por no tener descendencia, ya que todos sus hijos habían muerto en la infancia, también le visitó a partir de 1568. El santón predijo el nacimiento de tres hijos, y cuando el futuro Jahangir nació el 30 de agosto de 1569, le honró poniéndole el nombre de Salim.[8][9] Considerando que el lugar le era favorable y deseando alejarse de la corte y de los religiosos de Agra, el soberano decidió construir una nueva capital en Sikri.[10] Las obras comenzaron en 1571 y, mientras esperaba a que se terminara su palacio, el monarca se alojó en la casa de Salim Chishti, considerablemente ampliada. Salim Chishti murió al año siguiente, el 13 de febrero de 1572, a los 92 años.[11]
Akbar ordenó la construcción del mausoleo de Salim Chishti]] en el patio de la mezquita. Diseñada por el arquitecto persa Nawab Qutb ud-Din Khan, es un edificio que contrasta con los demás del complejo palaciego en primer lugar por su modesto tamaño —mide siete metros de lado y se eleva una sola planta—; en segundo lugar, por su material, mármol blanco, mientras que los demás edificios son de arenisca roja; y en tercer lugar, por la delicadeza de su ornamentación.[12]
Orientada hacia el sur, está rematada por una cúpula y se alza sobre una plataforma de aproximadamente un metro de altura, cuyos laterales están adornados con un mosaico geométrico de mármol negro y amarillo.[13] El exterior de la tumba está protegido por un tejadillo inclinado sostenido por soportes en forma de serpiente delicadamente esculpidos.[14][15] Un pórtico en voladizo conduce a la galería que rodea el edificio y se abre al exterior a través de jaalis, pantallas de mármol delicadamente ahuecadas[16]</ref>
La construcción concluyó en 1580-1581, pero no fue hasta el reinado de Jahangir cuando se colocaron los "jaalis" y se cubrió la cúpula con mármol.[17] Estos jalis forman una pantalla transparente que ofrece intimidad y permite que la brisa refresque el interior. También crean un hermoso juego de luces: la luz proyecta las formas de las aberturas sobre las superficies interiores, disolviendo los límites entre lo sólido y lo vacío.[18]