El Sensorama es una máquina creada por el cinematógrafo Morton Heilig en 1957. Fue el primer simulador de realidad virtual.[1]
El Sensorama tenía el aspecto de una máquina recreativa, aunque con un visor que sobresale y en el que se introduce la cabeza para obtener la experiencia inmersiva. El visor utilizaba una pantalla estereoscópica a color en la que se reproducían imágenes tridimensionales. De este modo conseguía la máquina dar al usuario la sensación de estar dentro de una película.[1]
El Sensorama ofrecía una experiencia cinematográfica multisensorial e inmersiva. Permitía sentir la experiencia de conducir una moto. Además de contar con imágenes, permitía sentir el viento en la cara y el olor del entorno por el que la moto pasaba.[1]