Un sillón es un asiento con respaldo, implicando apoyos laterales para los brazos, comúnmente llamados con el nombre de brazos o apoyabrazos, y que adicionalmente aporta una mayor comodidad y espacio al usuario que un asiento convencional.[1]
El sillón se encuentra en Egipto hacia la dinastía XI, unos veintiún siglos a. C. como es de ver en los ejemplares de madera con relieves e incrustaciones que se guardan en los museos Británico y Louvre. Sus cuatro pies, a veces, en forma de tijeras, suelen terminar en garras de león apoyadas sobre un pequeño zócalo y los brazos llevan también las figuras de animales.
El sillón tiene un asiento bajo para el trabajo o las comidas, mientras que el sillón de descanso tiene un asiento más alto y ligeramente invertido hacia atrás. Es más cómodo que una silla gracias a la aparición de las bolas de pelo cubiertas de tela, tapicería o cuero. Las patas son generalmente de madera vuelta, en serie o en columna espiral, todo ello reforzado por un soporte en H. Los brazos son rectos y planos incluyendo a veces puños muy rellenos.
El asiento es más elevado y más invertido hacia atrás. La base se amplía y se profundiza. Las patas se tallan más, la forma en hueso de oveja tiene mucho éxito. El soporte horizontal siempre necesario pasa en esta época progresivamente de una forma en H a una forma en X. El apoyo de los brazos es más ondulado y sobrepasa la consola que lo soporta. La estructura de apoyo se forma como una prolongación de la pata. Incluye a veces puños.
El sillón gana en comodidad y en finura en la escultura de la madera. Se cargan menos los tejidos. El asiento es más bajo y su parte superior se redondea, pero su forma sigue siendo recta. El soporte del asiento se talla con motivos simétricos; se ve a menudo una concha. Los pies se arquean ligeramente y la riostra desaparece progresivamente.
Anunciando el estilo Luis XV los apoyos se ligan más bajo sobre el asiento, se espacia más debido al método de los vestidos a cesta y los apoyos de apoyo retroceden, no siendo sistemáticamente ya la prolongación de las patas como antes.
Las formas se multiplican con la aparición de diferentes modelos de sillones. El sillón es aún más cómodo gracias a la aparición del asiento cóncavo. Los apoyos de los brazos retroceden aún más. Los pies y los soportes incluyen finas molduras y esculturas asimétricas cada vez más variadas, en el estilo de rocas o con forma de flores naturales. Se arquea bien la pata y se comienzan a pintar los muebles en tonos claros (azules, blancos, verde claro).
El sillón pierde su sinuosidad. O las patas son rectas y el asiento curvo y cóncavo o el asiento es cuadrado o en medallón y las patas arqueadas.