Las sustancias perfluoroalquiladas (PFAS) son cadenas de carbonos perfluoradas químicamente sintetizadas, de carácter anfifílico, ya que la cadena alquílica es hidrófoba junto con un grupo final hidrofílico. Es debido a esta propiedad lo que les confiere una elevada estabilidad química y térmica, y una elevada actividad superficial.
Entre ellas, las más producidas y estudiadas son el ácido perfluorooctanoico (PFOA, por sus siglas en inglés) y el sulfonato de perfluorooctano (PFOS, por sus siglas en inglés); de las cuales vamos a hablar en mayor profundidad.
Las PFAS se han usado desde los años 50. La producción de PFOS se inició en 1948, y hasta el año 2000 este compuesto se ha estado utilizando en grandes cantidades, tanto para generar líquidos inertes de baja tensión superficial, como para superficies sólidas con propiedades específicas. Estas sustancias son muy resistentes a la degradación y por ello útiles en procesos en los que se utilizan altas temperaturas o que están en contacto con bases o ácidos fuertes. Pero es debido a esta resistencia por lo que se han acumulado a lo largo del tiempo y son causa de una alta peligrosidad tanto a nivel medioambiental como para los seres humanos.
Se llevaron a cabo estudios con animales que demostraron que es un contaminante global, persistente y acumulativo, cuyos niveles pueden ser preocupantes en un futuro próximo. Esto generó una gran alerta en la comunidad y puso en alerta a las diferentes agencias reguladoras.
Según la OCDE, existen al menos 4730 PFAS diferentes con al menos tres carbonos perfluorados.[1] Una base de datos de toxicidad de la Agencia de Protección Ambiental (Estados Unidos), DSSTox, recoge 14735 PFAS,[2] mientras que PubChem cuenta con unos 6 millones.[3]
Los PFAS se han usado durante más de 50 años por lo que existe una gran cantidad de fuentes donde los podemos encontrar. Tienen un amplio uso en aplicaciones industriales y de consumo, en pinturas y barnices, en muebles, en tensioactivos para pozos de extracción petrolífera, en insecticidas e incluso abrillantadores de suelos, entre otros. Pero como fuentes fundamentales se podrían nombrar las sartenes de teflón y aquellos productos en los que se utilizan como aislantes.
La Agencia para Sustancias Tóxicas y el Registro de Enfermedades (ATSDR) ha estudiado la exposición a las PFAS en varios sitios, incluso cerca de las áreas de los lugares donde se fabrican o se usan. Además, sabemos que las personas que trabajan con PFAS tienen más probabilidad de estar expuestos que la población general.
Algunos productos que pueden ser una fuente de consumo para el humano son:
Los productos de consumo y alimentos son una fuente de gran exposición a estas sustancias, pero hay que destacar el papel del agua ya que supone un porcentaje muy importante de contaminación, por estar asociada a muchos productos o por su presencia en otros que han estado en contacto con ella. Por ello la Agencia de Protección Ambiental (Estados Unidos) llevó a cabo unos avisos de salud de por vida en 2016.
El objetivo era proporcionar información sobre los efectos en la salud de los distintos contaminantes y anticipar si estarán presentes o no en el agua potable. No son una reglamentación, sino que acercan información a agencias estatales y funcionarios de la salud pública sobre metodologías analíticas para su identificación, sus efecto en la salud y los tratamientos asociados con dicha contaminación.
En 2022, se descubrió que los niveles de al menos cuatro ácidos perfluoroalquilo (PFAA) en el agua de lluvia en todo el mundo excedían de manera ubicua y a menudo en gran medida los avisos de salud para el agua potable de por vida de la EPA, así como los estándares de seguridad comparables daneses, holandeses y de la Unión Europea, lo que llevó a la conclusión que "la propagación global de estos cuatro PFAA en la atmósfera ha llevado a que se supere el límite planetario de contaminación química".[4] Existen algunas medidas para restringir y reemplazar su uso.[5][6]
La European Food Safety Authority (EFSA) estableció la ingesta diaria tolerable (TDI), que nos indica cuál es la cantidad máxima que, sin provocar efectos para la salud, una persona puede ingerir diariamente a lo largo de toda su vida. Esto ayudara a comparar unas sustancias con otras y a prevenir un uso indiscriminado.
Para los PFOS su TDI es de 150 ng por kg de peso corporal, y una TDI de 1500 ng por kg para los PFOA. Según el último informe sobre PFAS de la EFSA, en 2012, se confirmó que exceder estos valores de referencia (TDI) a través de la dieta es muy improbable.
Existen evidencias científicas de que las PFAS suponen un riesgo para la salud. La primera evidencia se obtuvo tras estudios realizados con animales de experimentación, aunque para establecer conclusiones es necesario realizar experimentos más longevos, ya que al tratarse de sustancias lipófilas se acumulan en tejidos lipídicos y pueden causar efectos tóxicos por llegar a acumularse en grandes concentraciones sistémicas. Además, hay que considerar la difícil extrapolación de resultados entre animales y humanos, por lo que todavía no podemos afirmar que estos resultados supongan implicaciones en la salud humana.
Los efectos tóxicos puestos de manifiesto en los estudios realizados fueron: hepatotoxicidad, toxicidad en el desarrollo y en el comportamiento, toxicidad en la reproducción e inmunotoxicidad. También pueden producir efectos tóxicos sobre el pulmón, y sobre el sistema endocrino ya que estas sustancias pueden actuar como disruptores endocrinos alterando los niveles de hormonas.
Ciertos estudios también indican que pueden ocasionar un aumento de las concentraciones de colesterol, e incluso aumentar el riesgo de padecer ciertos tipos de cáncer.
Se debe tener precaución en embarazadas, ya que puede afectar el desarrollo del feto.
Es importante conocer los niveles de estas sustancias en alimentos y productos de consumo para poder cuantificar sus efectos. Las medidas que se llevan a cabo para reducir la exposición tienen como fin último proteger la salud y el medio ambiente.
Además, en el Convenio de Estocolmo sobre los COP (Contaminantes Orgánicos Persistentes) se han incluido algunas de estas sustancias y podemos encontrar diferentes medidas de prevención y control a nivel internacional.