TAKI 183 | ||
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Información personal | ||
Nacimiento | Siglo XX | |
Nacionalidad | Estadounidense | |
Información profesional | ||
Ocupación | Artista de grafiti y pintor de cámara | |
Área | Arte público | |
Sitio web | taki183.net | |
Dimitraki, más conocido como TAKI 183, es un artista de grafiti estadounidense que nació en Nueva York, pero conserva raíces griegas, por ello su nombre. TAKI es el diminutivo de Dimitraki[1] y el 183 es el número de la calle en donde habitaba en aquella época.
En el otoño de 1970, TAKI fue a la escuela secundaria en Midtown Manhattan, tomando el tren 1 de ida y vuelta. En el camino, escribió TAKI 183 en las estaciones de metro y en cualquier otro lugar que creía que era un buen lugar. Había visto los carteles y calcomanías electorales pegados a la ciudad en 1968, y nuevamente en 1970, y emuló sus tácticas de campaña.[2]
Dimitraki era un adolescente que trabajaba como cadete en la ciudad de New York (aunque otras fuentes mencionan que era repartidor de cosméticos) y durante sus continuos viajes por la ciudad comenzó a escribir su seudónimo de forma compulsiva en todos los lugares que podía: TAKI 183.(...) A través de un trabajo metódico y constante, la firma TAKI 183 fue etiquetando paredes, carteles, monumentos y el transporte público, haciendo de esta inscripción un fenómeno reconocido entre los habitantes de la ciudad. Junto a él, otras personas se sumaron a una moda que fue ganando adeptos. FRANK 207, CHEW 127 o BARBARA 62 son solo algunos otros ejemplos con los cuales se inauguró el fenómeno del tagging.[3]
En julio de 1971, el periódico The New York Times,[4] escribió un artículo sobre lo que él estaba haciendo:
Su TAKI 183 aparece en estaciones de metro y dentro de vagones de metro de toda la ciudad, en paredes a lo largo de Broadway, en el Aeropuerto Internacional Kennedy, en Nueva Jersey, Connecticut, en el norte del estado de Nueva York y otros lugares.Ha generado cientos de imitadores, incluidos Joe 136, BARBARA 62, EEL 159, YANK 135 y LEO 136.
Para eliminar esas palabras, además de las obscenidades y otros grafiti en las estaciones de metro, costó 80,000 horas hombre, o alrededor de $ 300,000, en el último año, estima la Autoridad de Tránsito.
En la actualidad se dedica a vender mercancía con su tag, a través de su sitio web, pues ahora esta firma funciona como una marca.