El Tratado de Viena o Paz de Viena fue firmado el 18 de noviembre de 1738 y puso fin a la guerra de sucesión polaca. Estuvo acompañado de una serie de disposiciones dinásticas que modificaron el mapa político europeo y aseguraron un equilibrio entre las dos mayores potencias enemigas del continente: el Reino de Francia y el Sacro Imperio Romano Germánico.
Según los términos del tratado, Estanislao I Leszczynski renunciaba a reclamar el trono polaco y reconocía a Augusto III, duque de Sajonia, como rey de Polonia. Como compensación, Estanislao recibiría en su lugar el Ducado de Lorena que pasaría a Francia tras su muerte, la cual acaeció en 1766; mientras Francia aceptaba la Pragmática Sanción. Francisco Esteban, Duque de Lorena hasta la fecha y futuro marido de María Teresa I de Austria, fue indemnizado con el trono vacante del Gran Ducado de Toscana, habiendo fallecido el último Médici en 1737. En otra provisión del tratado, Carlos, el hijo menor del rey Felipe V de España, renunciaba a sus derechos al Gran Ducado de Toscana en favor de Francisco Esteban, cedía el ducado de Parma a María Teresa y recibía de Austria los reinos de Nápoles y Sicilia.
La derrotada Austria solicitaba la paz, cuyos preliminares fueron firmados en Viena en 1735, tres años antes del tratado final (el tercer tratado de Viena). Siguió entonces una suerte de caza de tronos europeos, favorable a la política de Francia.
Estos artículos preliminares fueron seguidos por una convención franco-austríaca, firmada en Viena el 28 de agosto de 1736,[1] referente a las modalidades de la cesión de Lorena, aceptada por una declaración de Francisco III de Lorena.[2] A cambio, Luis XV reconocía finalmente la Pragmática Sanción del emperador Carlos VI.