El Índice de progreso real, IPR o Índice de progreso genuino, IPG (en inglés Genuine progress indicator, GPI), es un indicador para medir el bienestar económico y el progreso social de un país. Se viene aplicando desde 1950.
El IPR es similar al Índice de bienestar económico sostenible (IBES) aunque incluye más variables. El IPR está compuesto por más de veinte variables que no se recogen por el PIB o en el PIB per cápita, además diferencia entre el crecimiento económico que añaden bienestar y aquel que no lo hace. Este índice facilita, tanto a ciudadanos como políticos, unos valores más precisos en relación con la salud de la economía y su repercusión real en la sociedad a lo largo del tiempo.
En la economía estadounidense puede apreciarse que si bien PIB per cápita se ha duplicado desde 1950 hasta finales del siglo XX -en unos 50 años-, el IPR muestra unos datos no solo distintos sino contrarios: creció durante los años 50 y 60, para bajar -hasta un 45% desde 1970-. La caída del IPR per cápita ha ido aumentando desde el 11% en los 70 a un 2% en los 80 y hasta un 6% en los 90. Estos datos mostrarían que la economía real y el bienestar se han estancado.[1]
Delitos y divorcios. Costes económicos de daños, sistema judicial penal y carcelario; fracturas sociales, costes legales, médicos. El PIB trata estos gastos y su crecimiento como un añadido al bienestar, el IPR resta los costes derivados de delitos y divorcios, entre otros.
Trabajo doméstico y voluntariado. Un gran parte del trabajo más importante socialmente se realiza en el ambiente doméstico y comunitario: cuidado de los niños, reparaciones caseras, trabajos voluntarios y otros de características similares. El PIB ignora estas actividades cuando no suponen intercambio monetario, el IPR incluye el valor del trabajo doméstico no remunerado calculando su coste como si se contratara a alguien para realizarlo.
Distribución de la renta. La renta media o renta per cápita no recoge las diferencias entre ricos y pobres ni la distribución por capas sociales. Un mismo incremento de renta beneficia más a los sectores desfavorecidos por lo que el IPR crece cuando los pobres reciben un mayor porcentaje de la renta nacional y cae cuando su parte disminuye.
Agotamiento de los recursos. Cuando se agota un recurso básico en el presente también se agota su disponibilidad futura por lo que no se está creando bienestar, sino más bien se toma de las generaciones futuras. El PIB cuenta estos recursos como ingreso (crecimiento), el IPR contabiliza como un coste el agotamiento o la degradación de las zonas húmedas, de los campos agrícolas y de los minerales y energías no renovables (incluyendo el petróleo).
Contaminación. Es contabilizada por el PIB como una ganancia doble -cuando se genera y cuando se tiene que limpiar-, el IPR resta el coste de la contaminación a la salud humana y al medio ambiente.
Gastos preventivos. El PIB cuenta como ingreso los gastos en bienestar general como seguros, facturas médicas, reparaciones de accidentes automovilísticos, gastos de transporte por traslado del hogar al trabajo y gastos en dispositivos que evitan o disminuyen la contaminación doméstica (filtros, aislamientos acústicos). El IPR trata estos gastos preventivos como costes no como beneficios.
Vida útil de los bienes de consumo duraderos e infraestructuras públicas. El PIB equipara el valor que suponen las grandes compras de bienes de consumo (electrodomésticos, automóviles) con lo que cuesta comprarlos. Así se oculta la pérdida de bienestar que representan los productos que se fabrican precisamente para durar poco o que duran poco. El IPR considera el gasto como un costo y el valor de los servicios durante su vida útil (año tras año), como un beneficio. Esto es aplicable tanto a los bienes privados como a las infraestructuras públicas (autopistas, hospitales, escuelas).
Dependencia de la deuda externa. Cuando un país acude a la deuda pública y en concreto a la deuda externa (financia su consumo con préstamos del exterior) ese país está viviendo por encima de sus posibilidades. Para el IPR los aumentos de las reservas de capital son aumentos del bienestar y los préstamos (la deuda) es una disminución del mismo. Además, si el dinero de esos préstamos se usa para inversiones, los efectos negativos se contrarrestan, pero si se usa para financiar el consumo, el IPR disminuye.[1][2][3][4]
↑El Indicador de Progreso Real: Resumen de Datos y Metodología”. Redefiniendo el Progreso. C1995. (The Genuine Pro-gress Indicator: Summary of Data and Methodology. Redefining Progress. C1995)