actividad eléctrica sin pulso | ||
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Especialidad | cardiología | |
La actividad eléctrica sin pulso (AESP), también conocida como disociación electromecánica, es un tipo de parada cardiorrespiratoria en donde hay una «actividad eléctrica cardiaca organizada», pero no un «pulso arterial palpable».[1][2] En condiciones no patológicas, tras la excitación eléctrica de las células cardíacas, se produce la contracción mecánica del corazón.[3][4]
En esta condición, el paciente puede presentar una repentina pérdida de la conciencia, un ritmo sinusal normal, pero sin pulso palpable o ruidos cardiacos audibles.[5] En el AESP, hay actividad eléctrica, pero el corazón no se contrae o no hay un gasto cardíaco suficiente para generar pulso. La reanimación cardiopulmonar (RCP) es el primer tratamiento del AESP, mientras las causas subyacentes son identificadas y tratadas. Pueden administrarse diversos medicamentos.[6]
La ausencia de signos circulatorios confirma el diagnóstico de parada cardiorrespiratoria.[7] No obstante, la única forma de diferenciar la actividad eléctrica sin pulso de otros ritmos es mediante un electrocardiograma (ECG/EKG). En la AESP, «puede presentarse un ritmo sinusal normal, o una taquicardia sinusal, con ondas P distinguibles y complejos QRS». En algunos casos, se presenta bradicardia. Las características del ECG en la AESP son distinguibles de la «caótica actividad miocárdica» observable en la fibrilación ventricular o en la taquicardia ventricular o la «línea plana» en la asistolia.[8]
La actividad eléctrica sin pulso puede ser producida por diversas causas, entre las que se encuentran: la «disminución de la energía cardíaca o acidosis ocasionadas por isquemia o hipoxia», hipercalemia o hipocalcemia, hipotermia y sobredosis. Además de hipovolemia, taponamiento cardíaco, neumotórax, tromboembolismo pulmonar masivo hipoglucemia, o traumatismos.[6][9][10]
La identificación y tratamiento de la causa subyacente es una parte importante del tratamiento de la AESP.[11] La desfibrilación no es benéfica para estos pacientes. Es necesaria una reanimación cardiopulmonar (RCP) de «alta calidad con mínimas interrupciones»: 30 compresiones torácicas a una velocidad de 100 a 120 por minuto intercaladas con 2 ventilaciones. También se pueden administrar medicamentos, como adrenalina.[12] Puede ser necesaria la intubación endotraqueal.[11]
El pronóstico para los pacientes con esta condición es «desalentador». Eisenberg y Mengert (2001) señalan que, en términos generales, la supervivencia al alta hospitalaria es del uno al cuatro por ciento.[11] Por su parte, en un estudio con 11 963 adultos con AESP, solo el 11% sobrevivieron y, de esos, solo 62% mostraron resultados neurológicos positivos. Estas cifras empeoran si se trata de una AESP fuera del hospital. En un estudio con 1000 personas, solo el 15% fue hospitalizado y, de ellos, solo el 2.4% se dio de alta.[9]