Cohoba, o cojoba, es una transliteración que hace una referencia a una ceremonia de los indios taínos en la que se inhalaban las semillas molidas del árbol cojóbana (Anadenanthera peregrina):el ritual de la cojoba.[2][3] El polvo, también llamado cojoba, contenía sustancias que producían un efecto alucinógeno, enteogénico o psicodélico.[4]
La práctica de inhalar cohoba era popular entre los pueblos taíno y arahuaco, con quienes Cristóbal Colón se puso en contacto.[5] Sin embargo, el uso del polvo de Anadenanthera spp. estuvo muy extendido en América del Sur, siendo utilizado en la antigüedad por la cultura wari y la cultura tiwanaku de Perú y Bolivia y también por el pueblo yanomami de Brasil y Venezuela. Otros nombres para las especies de Anadenanthera incluyen vilca, cebíl y yopó. En las culturas wari y tiwanaku, se usaba una tableta de rapé junto con un tubo de inhalación.[6][7]
Fernando Ortiz, el fundador de Estudios Culturales Cubanos, ofrece un análisis detallado del uso de la cohoba en su importante obra antropológica, Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar.[8]