Crónica de una muerte anunciada | ||
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de Gabriel García Márquez | ||
Detalle de la portada publicada por la Editorial Debolsillo. | ||
Género | Crónica | |
Subgénero | Suspenso y misterio | |
Idioma | Español | |
Editorial | La Oveja Negra | |
País | Colombia | |
Fecha de publicación | 1981 | |
Formato | Impreso | |
Páginas | 156 | |
Serie | ||
Crónica de una muerte anunciada | ||
Crónica de una muerte anunciada[1] es una novela del escritor colombiano Gabriel García Márquez, publicada en 1981. Fue incluida entre las 100 mejores en español del siglo XX del periódico español El Mundo.[2]
Representó un acercamiento entre lo periodístico, lo narrativo, y una aproximación a la novela policial. La historia contada se inspira en un suceso real, ocurrido en 1951 en el Municipio de Sucre, al sur del Departamento de Sucre, en Colombia, del que el autor tomó la acción central (el crimen), los protagonistas, el escenario y las circunstancias, para alterar lo narrativo, pero sin descuidar los datos y las precisiones obligadas en toda crónica periodística.[3]
En un pequeño y aislado pueblo en la costa del Caribe, se casan Bayardo San Román, un rico recién llegado, y Ángela Vicario. Se van a su nueva casa, y allí Bayardo descubre que su esposa no es virgen. Bayardo devuelve a Ángela a la casa de sus padres, donde es golpeada por su madre e interrogada por sus hermanos, Ángela culpará a Santiago Nasar.
Los hermanos Vicario –Pedro y Pablo–, obligados por la defensa del honor familiar, anuncian a la mayoría del pueblo que matarían a Nasar. Este no se entera, sino minutos antes de morir. Los hermanos matan a cuchillazos a Santiago, después de pensarlo en varias ocasiones, en la puerta de su casa, a la vista de la gente que no hizo o no pudo hacer nada para evitarlo. Pasados 27 años, el amigo de Santiago (el narrador) reconstruye los hechos, de los que fue testigo, en forma de crónica, combinando narración y testimonios.
Años después, Ángela estaría escribiendo cada día a Bayardo, primero en tono formal, después con cartas de joven enamorada y, al final, fingiendo enfermedades. Así, Bayardo vuelve 17 años después, muy desmejorado y con las cartas sin abrir.
Una característica es la extensa cantidad de personajes, debido a que, al ser un pueblo pequeño, todos tuvieron participación directa o indirecta, o mención en la historia.
Hay un personaje colectivo que es el pueblo, que conoce de manera anticipada la muerte de Santiago y no hace nada por evitarla.
La imposibilidad de acceder a algunos conocimientos es uno de los aspectos de la novela que más llama la atención, ya que deja sin aclarar un aspecto fundamental de la historia: cómo fue posible que el asesinato no pudiese ser evitado, dadas las circunstancias públicas en que se desarrolló. Dado que la novela se presenta como la reconstrucción casi periodística de hechos reales a través de una minuciosa investigación, la conclusión que deja sin resolver aspectos tan esenciales pone de manifiesto la dificultad extrema de alcanzar en ocasiones el conocimiento de la verdad, sobre todo, cuando, como es el caso, se indaga con profundidad.
Se presenta un choque entre la casualidad y el destino: la muerte anunciada que nadie creyó y los pocos que la tomaron como cierta no pudieron detenerla; la puerta que se cierra segundos antes de que Santiago pudiera entrar y cómo ese día había roto la costumbre, decidiendo salir por la puerta principal en vez de por la de la cocina.
La violencia no sólo en lo que se refiere al crimen, sino en otras dimensiones; se trata de la violencia de la vida cotidiana: el machismo, el sentimiento irreprimible de venganza obligado por un cruel código de honor; el lenguaje potencia esa violencia.
El honor es un implacable mecanismo de venganza al que hay que acudir para restaurar el orden de la moral colectiva; no admite vacilación ni demora para ser restaurado y es obligación inexcusable; además, el honor legitima y sublima cualquier conducta (por ejemplo, el cura Carmen Amador considera que los Vicario han probado su hombría, recuperando su dignidad y el honor de su familia).
La religión y las creencias de los individuos se presenta como una mezcla de fetichismo, superstición, milagrería, credulidad y simplismo; se incluye aquí, también, el tema de la figura del obispo y su visita frustrada, tratado desde un punto de vista crítico e irónico.
La novela se presenta como la reconstrucción de una historia: un narrador en primera persona y testigo de algunos hechos asume, años después del amargo suceso, la función del investigador para reconstruir la historia mediante informes, cartas, testimonios diversos y su memoria (pues estuvo en el pueblo el día de la boda). El punto de vista desde el que se narra es cambiante, hay multi-perspectivismo, en tanto que la visión de los hechos se presenta no solo desde el punto de vista del narrador, sino también de los demás personajes (protagonistas y testigos). A veces coinciden, pero en otras ocasiones se contradicen; la historia se presenta ambigua, llena de dudas, sobre todo en lo que se refiere a quién 'deshonró' a Ángela o, por ejemplo, el clima del día, que varía de ser lluvioso y nublado a ser de un soleado cegador, según los testimonios.
El narrador presenta la historia en cinco partes (cada una desarrolla temas concretos y gira alrededor de muchos protagonistas), altera el orden temporal de los hechos. El tiempo fluye alineal, circular y caótico, consiguiéndose a través de anticipaciones, retrocesos, reiteraciones, superposiciones, elipsis, etc. El resultado es una especie de 'rompecabezas'. La novela presenta una estructura cerrado-circular: la muerte de Santiago a manos de los Vicario, anunciada de súbito en las primeras líneas, es el motivo narrativo que, con pormenorizado y macabro tratamiento, cierra también la historia. La novela presenta abundantes diálogos (fragmentarios y breves, y en estilo directo normal, con lo que se logra cortar el ritmo narrativo, introduce variedad en la narración y en el estilo), fragmentos descriptivos (de objetos, personajes, escenarios, ambientes). Lo narrativo se reduce a pasajes breves, recurrentes, que, en muchas ocasiones, están enmarcados dentro de las descripciones.
Oscila entre el uso de la lengua oral, en un registro coloquial o familiar, y el uso de la lengua escrita, en un registro culto-literario, con fuerte retoricismo y con matices de humor, fantasía, sensualismo, etc.
Tiene una clara influencia del género periodístico, visible desde el título ("crónica").
Hay gran número de personajes, característica recurrente en las obras de García Márquez. Esto permite a la historia dotarse de múltiples perspectivas, de diversos testimonios y de juicios de valor que nutren la trama. La narración manifiesta un claro gusto por el detalle y la puntualización de los pormenores.
El realismo mágico se observa en el gusto por insertar lo extraordinario dentro de la normalidad de lo cotidiano. Se aprecia en la forma en que el olor de Santiago Nasar permaneció en los gemelos Vicario días después de muerto, la aparición de un "pájaro fluorescente", una especie de ánima sobre la iglesia del pueblo; la mención del alma de Yolanda de Xius quien, se dice, está haciendo todo lo posible para recuperar sus cachivaches y su casa de muerte.
En 1986 Francesco Rosi llevó esta novela al cine con el título Cronaca di una morte annunciata. protagonizada por Rupert Everett, Ornella Muti, Anthony Delon, Gian Maria Volonté e Irene Papas. El guionista es el italiano Tonino Guerra. Esta película fue una producción italo-colombo-francesa, que se presentó en el festival de Cannes de 1987,[4] aunque su adaptación no siempre fue fiel a su homónima debido a la cantidad de personajes que maneja (todos los habitantes del pueblo), que debieron ser suprimidos de la trama.