Fin de los tiempos o eschaton es el momento futuro, previsto en distintas religiones con creencias escatológicas, en que el tiempo y el mundo llegará a su fin.[1]
Las religiones abrahámicas o monoteístas mantienen una concepción lineal del tiempo histórico y la cosmología, en la que el escenario del fin de los tiempos supone una transformación espiritual vinculada a la redención. En el judaísmo el fin de los tiempos se relaciona con era mesiánica (la llegada del Mesías, la reunión de la diáspora, la resurrección de los justos (Techiyat hamaysim) y "el mundo por venir" (escatología judía).[2] En el cristianismo se relaciona con la segunda venida de Cristo, que se enfrentará al Anticristo en una época de tribulaciones a la que seguirá el establecimiento del Reino de Dios, la resurrección de la carne y el Juicio Final; los acontecimientos profetizados en el Apocalipsis, que son objeto de diversas interpretaciones.[3] San Pablo escribía en la Primera epístola a los corintios (siglo I d. C.) que el «fin de los tiempos» ya había llegado para los cristianos.[4] En el islam, al día del juicio (Yawm al-Qiyāmah) precederá la aparición del Mahdi montado en un caballo blanco, que con la ayuda de Isa (Jesús) triunfará sobre el falso Mesías (Masih ad-Dajjal).[5]
Otras religiones suelen tener concepciones más cíclicas, con escatologías caracterizadas por la decadencia, la redención y el renacimiento. En el hinduismo el final de los tiempos ocurrirá cuando Kalki, la encarnación final de Vishnu, descienda sobre un caballo blanco y ponga fin al actual Kali Yuga.[6] En el budismo se sigue la predicción de Buda, según la cual sus enseñanzas se olvidarán tras cinco mil años, a los que seguirá una época de confusión tras la que un bodhisattva llamado Maitreya redescubrirá las enseñanzas del dharma; la destrucción final del mundo llegará entonces, con el surgimiento de siete soles.[7]
En la mitología nórdica la destrucción futura del mundo actual se denomina "crepúsculo de los dioses" (Ragnarök), tras el que el mundo resurgirá nuevo y fértil y será repoblado por los dos humanos supervivientes.[8]
En el zoroastrismo se denomina Frashokereti.[9]