Hiperémesis gravídica

Hiperémesis gravídica

El comer frutas y verduras que son blandas o suaves suele mejorar la tolerancia oral en pacientes embarazadas con hiperémesis.[1]
Especialidad obstetricia
Sinónimos
Vómito pernicioso del embarazo

En medicina se denomina hiperémesis gravídica a náuseas y vómitos presentes en mujeres embarazadas, que evolucionan de manera severa, producen deshidratación, pérdida de peso mayor del 5 %, cetonuria y desequilibrio metabólico y electrolítico.[2]​ Al igual que las náuseas y vómitos muy comunes en la embarazada, la hiperémesis aparece alrededor de las 5 semanas y se resuelven antes de las 20 y, por lo general, previene que la mujer afectada coma alimentos y líquidos inadecuadamente.[3]

Hiperémesis significa exceso de vómitos y se estima que se presenta en 0.3% a 2% de los embarazos.[4]​ La fiebre y el dolor abdominal no suelen ser síntomas características de la hiperémesis del embarazo. El trastorno puede llegar a ser severo de manera veloz,[5]​ por lo que se considera que la hiperémesis gravídica es una emergencia obstétrica y la intervención terapéutica es de la más alta prioridad. Es una enfermedad que puede afectar la salud del embrión o feto en gestación al no ser suplidos los requerimientos nutricionales.

Etiología

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La causa de las náuseas del embarazo permanece aún desconocida, pero las principales teorías especulan que se trata de una reacción adversa a los cambios hormonales del embarazo, en particular suele ser atribuida a los elevados niveles de la hormona gonadotropina coriónica humana (hCG), ya que es más común en los embarazos múltiples y en la enfermedad trofoblástica gestacional.[6]​ También se ha relacionado con los niveles altos de progesterona y estradiol, que normalmente presentan las embarazadas.[2]

Históricamente, la HG se atribuyó a una condición psicológica de la mujer embarazada. Los profesionales médicos creían que era una reacción a un embarazo no deseado o algún otro problema emocional o psicológico. Esta teoría ha sido refutada y el atribuirle una causa psicológica a la hiperémesis gravídica puede impedir el progreso hacia la mejor comprensión de la etiología real del trastorno.[4]

También hay pruebas de que la leptina puede desempeñar un papel en el HG. Un reciente estudio proporciona "pruebas preliminares" de que puede haber un componente genético.

Cuadro clínico

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Las mujeres con hiperémesis gravídica suelen bajar de peso, normalmente más del 5-10% de su peso corporal habitual y a menudo refieren sentirse cansadas y mareadas. Pueden también referir una disminución en la frecuencia urinaria habitual. Por ese motivo, el peligro es la deshidratación. La deshidratación puede causar síntomas que incluyen dolor de cabeza, palpitaciones y confusión. También existe el riesgo de deficiencias nutricionales.[7]

No se han realizado estudios de seguimiento a largo plazo con niños de madres hipereméticas. Los niños nacidos de mujeres hipereméticas parecen no tener mayor riesgo de complicaciones o defectos del nacimiento que la población general.[8]​ Sin embargo, investigaciones recientes indican que el estrés prolongado, la deshidratación y la desnutrición durante el embarazo puede poner en riesgo al feto de enfermedades crónicas, como diabetes o enfermedades cardíacas o restricción del crecimiento uterino. Esto pone de relieve la importancia de un tratamiento sin demora de la enfermedad.

Tratamiento

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La hidratación intravenosa suele incluir electrolitos y vitamina B1 para reducir el riesgo de la encefalopatía de Wernicke.[9]

El peligro de la enfermedad es la alcalosis/acidosis y la deshidratación, los cuales se corrigen con perfusión intravenosa de agua, glucosa y electrólitos. La paciente suele ser hospitalizada y mantenida en reposo en cama y en dieta absoluta durante 24 horas. En muchos casos se indica el uso de antieméticos y ocasionalmente de sedantes.[3]​ A menudo se requiere un aporte de vitaminas.

Hidratación intravenosa

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La hidratación por vía endovenosa a menudo incluye la administración de suplementos de electrolitos debido a que los vómitos persistentes a menudo conducen a una deficiencia de estos. Por el mismo motivo se indica la administración de suplementos de tiamina o vitamina B1. La vitamina A y las del grupo B se agotan en un plazo de dos semanas, por lo que la desnutrición a largo plazo indica la necesidad de evaluación y administración de suplementos. Además, los niveles de minerales deben ser controlados y complementados de ser necesario, de particular preocupación son el sodio y potasio.

Después de la rehidratación, el tratamiento se centra en la gestión de los síntomas para permitir la ingesta normal de alimentos. Una vez corregidos los vómitos y la deshidratación se puede empezar una dieta blanda con comidas pequeñas a intervalos frecuentes,[7]​ que se va aumentando según la tolerancia de la paciente. Las comidas pequeñas y frecuentes y el consumo de alimentos secos, como galletas, pueden ayudar a aliviar las náuseas simples.[6]

Medicamentos

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Mientras que la medicación no se considera totalmente libre de riesgo con su uso durante el embarazo, hay algunos que se utilizan comúnmente para el tratamiento de la hiperémesis y se cree que son seguros. Tristemente, mayoría de la comunidad médica no sabe aún como diagnosticar HG, e ignoran a embarazadas diciéndoles que sus vomitos son normales en el embarazo.

El tratamiento estándar en la mayoría del mundo es la benedictina, una combinación de succinato de doxilamina y vitamina B6.[10]​ Sin embargo, debido a una serie de defectos del nacimiento es un medicamento que no está actualmente en el mercado de los Estados Unidos.

Los antieméticos, especialmente ondansetrón (Zofran), son útiles en muchas mujeres.[10]​ El principal inconveniente del ondansetrón ha sido su alto costo. La metoclopramida a veces se emplea en conjunción con medicamentos antieméticos,[10]​ pero tiene una mayor incidencia de efectos secundarios. Otros medicamentos menos utilizados para el tratamiento de la hiperémesis gravídica incluyen marinol, antihistamínicos y corticosteroides. Hay mujeres que no responden a ningún tratamiento.

Referencias

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  1. Nutrition issues in gastroenterology, series #63 Management of Hyperemesis Gravidarum with Enteral Nutrition (en inglés). University of Virginia Health System. Consultado el 9 de mayo, 2009.
  2. a b SILVA, Claudia y PAGES, Gustavo. hiperémesis gravídica. Rev Obstet Ginecol Venez. [online]. sep. 2006, vol.66, no.3 [citado 8 de mayo de 2009], p.178-186. Disponible en la World Wide Web: [1]. ISSN 0048-7732.
  3. a b Manual Merck de Información Médica para el Hogar (2005-2008). «Anomalías del embarazo». Consultado el 9 de mayo de 2009. 
  4. a b Wilcox, Susan Renee; Alison Edelman y Judith R Logan (diciembre de 2008). «Pregnancy, Hyperemesis Gravidarum». Emergency Medicine (en inglés). eMedicine.com. Consultado el 9 de mayo de 2009. 
  5. Scott Forbes A natural history of families (en inglés). Publicado por Princeton University Press, 2005; pág 66. ISBN 0-691-09482-9
  6. a b por MedlinePlus (mayo de 2008). «hiperémesis gravídica». Enciclopedia médica en español. Consultado el 8 de mayo de 2009. 
  7. a b Rob Hicks (marzo de 2009). «Hyperemesis gravidarum». En bbc.co.uk, ed. BBC Health (en inglés). Archivado desde el original el 19 de abril de 2013. Consultado el 9 de mayo de 2009. 
  8. I. S. Tsang, V. L. Katzb y S. D. Wellsb Maternal and fetal outcomes in hyperemesis gravidarum (en inglés). International Journal of Gynecology & Obstetrics; Volume 55, Issue 3, December 1996, Pages 231-235
  9. British National Formulary (marzo de 2003). «4.6 Drugs used in nausea and vertigo - Vomiting of pregnancy». "BNF" (45 edición). 
  10. a b c Stone, Joanne; Keith Eddleman, Mary Duenwald y Mary Murray (2007). Embarazo para dummies (en inglés) (2da edición). For Dummies. p. 83. ISBN 0470170484.