Este artículo incluye la evolución histórica de la nobleza húngara y los títulos en el Reino de Hungría. Considérese que países con nobleza propia como las actuales Croacia, Eslovaquia y Bohemia existieron como una región dentro del reino húngaro desde 1091 hasta 1919. Eslovaquia, que también era parte del reino hasta la creación de la República de Checoslovaquia en 1918, luego de que Hungría fuese despojada de casi el 70% de su territorio tras la firma del Tratado de Trianon, tenía su propia nobleza. De esta forma muchas familias nobles húngaras eran también de origen eslovaco, croata, eslavonio, y de otras nacionalidades.
La alta nobleza húngara ha sido un asunto fluctuante a través de los años, donde familias han aparecido ganando enormes favores reales y han gobernado y guiado el reino por cerca de dos siglos, sólo para desaparecer posteriormente. Por ejemplo, durante el siglo XIII las familias de la alta nobleza eran la Aba, Csák, Garázda, Kőszegi y Kán. Luego de su paulatina desaparición, durante el reinado de Carlos Roberto y Luis I, en el siglo XIV surgieron las familias Garai, Hédervári, Lackfi, Teleki y Újlaki. Tras la desaparición de los últimos miembros portadores de dichos apellidos, desde 1526 los reyes húngaros de la Dinastía de los Habsburgo elevaron progresivamente al rango de alta nobleza a las familias Erdődy, Frangepán, Nádasdy, Thurzó y Zrínyi, quienes realizaron numerosas campañas militares contra los turcos otomanos invasores. Después de que estas familias muriesen, otras que tenían para la época un rango menor pasaron a reemplazarlas y así, para el siglo XVIII, los Esterházy, Batthyány, Grassalkovics y Pálffy llegaron inclusive a recibir el título de Príncipes del Sacro Imperio Romano Germánico. Actualmente pocas de estas familias han sobrevivido, entre ellas la Eszterházy y Teleki de Szék (únicos condes del Sacro Imperio Romano Germánico). No obstante, desde 1945 no se reconoce el rango nobiliario ni los títulos en Hungría.[1]
Durante la Edad Media, desde la fundación del Reino en el 1000 por el rey San Esteban I de Hungría hasta 1222, los nobles húngaros si bien gozaron de diversos privilegios, estos pagaban impuestos al rey según su cantidad de bienes. En 1222, el rey Andrés II de Hungría se vio forzado a proclamar la Bula de Oro, un documento que brindaba incontables privilegios a los nobles, inclusive eximiéndolos del pago de impuesto (de esta manera, los nobles no pagarán impuestos en el reino húngaro hasta mediados del siglo XIX). En sus primeros seis siglos de existencia y previo al ascenso de los Habsburgo al poder, la nobleza húngara se hallaba estructurada según los cargos administrativos del reino. Los funcionarios de más alto rango eran llamados "barones del rey" (en latín: barones regni), aunque oficialmente no portaban títulos oficiales de barones ni vitalicios ni hereditarios, sino mientras ocupasen su cargo.
Estos funcionarios eran escogidos usualmente entre los nobles terratenientes más poderosos. Regentes de provincia (en latín: comes, en húngaro: ispán), figura que aparece mucho antes del siglo XVI y data de los tiempos de San Esteban I de Hungría en el siglo XI.
Si bien comenzaron a ser otorgados en el siglo XV, los títulos de conde y barón se volvieron comunes durante la época de los Habsburgo. Esteban Werbőczy (un jurista y palatino húngaro del siglo XVI) hizo un resumen de los derechos de los nobles durante el periodo Habsburgo:
Los nobles eran por lo general acaudalados terratenientes. Existían dos tipos de propiedades: las otorgadas por el rey (que usualmente eran recibidos con el título) o las que eran adquiridas por compra. Si bien las propiedades se podían vender libremente, eran heredadas por el hijo mayor o la hija mayor de la familia, con permiso del rey. Si la familia se extinguía, éstas pasaban a manos del rey.
La nobleza baja tenía en algunos casos antenombres nobiliarios mas no escudos familiares individuales, y en otros no tenía siquiera el antenombre. Muchos habían sido nombrados nobles sin recibir propiedades, y eran conocidos como nobles armalistas (en húngaro: armális nemes). A finales del siglo XIX, los nobles armalistas se perdieron entre la población civil y campesina, inclusie olvidando tras varias generaciones que en algún momento contaron con ciertos privilegios.
Las dinastías que gobernaron el reino húngaro desde el año 1000 hasta 1918 fueron las siguientes: Casa de Árpad, Casa de Přemyslidas, Casa de Anjou-Sicilia-Hungría, Casa de Luxemburgo, Casa de Hunyadi, Casa Jagellón, Casa de Szapolyai y la Casa de Habsburgo.
Todos los títulos hereditarios fueron abolidos en 1947. En otros países que eran parte de la corona húngara, como Eslovaquia, los títulos fueron abolidos en 1918, así como los antenombres nobiliarios.
La situación de la nobleza no titulada en Hungría difiere en muchos casos de la de otros Estados europeos. Puesto que el uso de los títulos es una costumbre relativamente reciente (a partir de finales del siglo XVI), la importancia social ha quedado fuertemente arraigada al rango de nobleza en sí. En Hungría el rango de nobleza no titulada se hereda por vía paterna y va ligada enteramente al apellido del padre, idependientemente del rango o título de la madre. Así, si el noble húngaro tendrá hijos con una mujer de origen campesino, sus hijos serán indiscutiblemente nobles, pero en caso de que la dama noble tenga hijos con un campesino, estos no heredarán ni el rango, ni los privilegios del orden social de su madre. Por otra parte, al desposar a una mujer innoble, esta de inmediato será considerada noble mientras este casada con este, o si enviuda y no se vuelve a casar.
Los privilegios generales son desde luego los comunes a nivel europeo: el privilegio de no pagar impuestos, el privilegio de ser terratenientes, el de no ser juzgado o condenado por alguien sin la intervención del rey, e igualmente el privilegio de poder tomar parte de la administración publica y judicial de la provincia. Puesto que la nobleza titulada cuenta como un asunto relativamente reciente, en Hungría la nobleza cuenta con los mismos privilegios sociales, políticos y jurídicos ante la ley y el rey sin importar si la familia tiene título o no. Desde luego tradicionalmente estos privilegios eran concedidos bajo la condición de que defenderían al reino y al monarca, pagando su impuesto "con su sangre".
Para ascender al rango de noble húngaro, era necesario exclusivamente que el monarca otorgase una carta real al miembro de la familia, y será a partir de él que todos sus descendientes que lleven el apellido contarán como nobles. A diferencia de la hidalguía española, es exclusivamente necesaria la donación del monarca, la cual por lo general viene acompañada de un escudo familiar o de tierras. En casos excepcionales también se puede ascender al rango noble, pero solamente si el rey autoriza por ejemplo la adopción de un innoble por un noble, o reconoce a los hijos de una noble como los herederos de sus bienes inmuebles (de lo contrario según las leyes medievales húngaras al desaparecer la familia por vía paterna, todas las propiedades de pasaban a manos de la Corona y no a de los hijos de la dama noble).
En cuando a la herencia de propiedades y bienes materiales, a diferencia de las costumbres occidentales, en Hungría todos los hijos varones heredaban en partes iguales, lo que era muy justo, pero terriblemente peligroso para las familias que contaban con muchos hijos. En un par de generaciones podían reducirse a modestas familias regulares nobles, aquellas que eran magnates apenas un siglo antes. El promedio de nobles que tomaban los hábitos en el medievo húngaro era igualmente muy reducido, no existía el típico modelo occidental del "hermano noble, el sacerdote y el caballero sin tierras". De esta manera, un hermano jamás sirvió al otro o estuvo por debajo de él en la administración pública medieval.
Hasta la aparición del regente Juan Hunyadi (1406-1456), padre del Rey Matías Corvino, todos los nobles húngaros tenían el mismo rango, no existía la nobleza titulada. De esta manera, la única diferencia real era el poder adquisitivo, es decir, la cantidad de propiedades y los cargos oficiales ocupados. Juan Hunyadi se convirtió en el primer conde, con título nobiliario hereditario en Hungría, y su hijo el primero en otorgarlos a los nobles durante su reinado entre 1458 y 1490. Sin embargo, con la muerte de su hijo, esta costumbre se perderá nuevamente hasta que la Casa de Austria comenzará a ponerla en uso nuevamente casi un siglo después.
Por otra parte, la nobleza titulada en Hungría se rige bajo otros parámetros diferentes a las costumbres occidentales: la familia, el apellido en sí es el que fue elevado al nivel de barón o conde, obteniendo de esta manera todo miembro de la Casa dicho título. El título no se halla ligado a una propiedad o a un accidente geográfico en particular, sino la propia familia y todos que lleven el apellido por vía paterna serán aristócratas: por ejemplo la familia de los condes Zichy, o los barones Wesselényi. El ancestro de sendas familias en un momento recibió por sus méritos el título de conde o de barón y de ahí en adelante todos sus hijos e hijas, todos sus descendientes que llevaban el apellido Zichy, se convirtieron en condes, o en barones en el caso de los Wesselényi. Como se trata de una suerte de escalera de rangos, es imposible que una familia tenga título de barón y conde al mismo tiempo, pues al ser elevada al nivel de conde el de barón se abandona inmediatamente y cae en desuso.
El pertenecer a la aristocracia por otra parte, así como a la nobleza no titulada era algo que tendía a ser excluyente desde el punto de vista de que al una baronesa o condesa al casarse con un noble no titulado o con un innoble, desde luego sus descendientes ya no pertenecerán a la aristocracia, o a la nobleza respectivamente, sea el caso. Al contrario de las costumbres occidentales, donde sin importar el género y la familia, el título puede ser heredado por cualquier descendiente sea el caso.
Así, en el reino húngaro existían sólo dos títulos nobiliarios hereditarios que una familia podía tener:
El noble húngaro no titulado: Pertenecían a la nobleza húngara media (köznemesség) y en muchas ocasiones servían de intermediarios entre la aristocracia y el campesinado. En muchos casos la nobleza no titulada contaba con orígenes ancestrales, que superaban en varios siglos a la aristocracia, solo que la diferencia era que no había obtenido suficientes méritos sociales o políticos, para ser entitulados por el rey. En otros casos muchas familias nobles no tituladas recibieron su rango de nobleza posteriormente a las de barones y condes, y actuaban asimismo de generación de relevo, puesto que varias de las familias aristocráticas húngaras comenzaron a desaparecer cerca del siglo XVIII. Si su poder económico y político se lo permitía, los Señores y Damas miembros de la nobleza no titulada solían establecer lazos de matrimonio con miembros de familias de barones y condes, y recibían un trato a su mismo nivel frente a ellos. En ciertos casos raros eso significaba el posible ascenso de esas familias a la aristocracia, pues en esa misma generación o la siguiente, el monarca podía donarles el título de barón o de conde, para estar al nivel de su pareja o madre.
La nobleza no titulada ocupaba también cargos como juez de los nobles (szolgabíró), obispos, miembros del consejo canónico, protonotarios de la provincia y subgobernadores de provincia (alispán), siendo el último el de mayor prestigio para ellos, difícilmente alcanzado y que dependía de su poder adquisitivo e influencia política. Era la nobleza no titulada (la nobleza media) la que se encargaba de la administración real de las provincias y jugaba un papel activo en la vida cotidiana del reino.
Dentro de la nobleza regular no titulada, también existía la llamada nobleza baja (kisnemesség) compuesta por los húngaros székely de Transilvania (quienes contaban con ciertos privilegios socioeconómicos por sus servicios de guardias de fronteras) y algunos soldados hajdú y kuruc que obtuvieron rangos de nobleza comunes cerca del siglo XVII. Los hajdú y los kuruc lucharon bajo las órdenes de los Príncipes transilvanos como Esteban Bocskai, el cual emitió cartas de nobleza colectivas para los guerreros, donde recibían el mismo escudo familiar y los mismos privilegios. El nivel económico de esta nobleza de muy gran número, por lo general era muy bajo. No contaban con grandes tierras, y en la mayoría de los casos no contaban con ninguna, sino con una pequeña casa rural. El campesinado y los burgueses en muchas ocasiones eran , ás pudientes que estos nobles menores, sin embargo, a pesar de todo, a diferencia del noble, estos no podían tener tierras ni tomar parte de la administración de la provincia, sin importar que tanto dinero tuviesen.
Por otra parte, podía ocurrir, que un miembro de la familia obtenía el título de barón o de conde, y otro de sus hermanos o primos no, y de esta manera surgía una rama de la familia que sería parte de la aristocracia y otra que quedaría como nobleza no titulada.
El título de "herceg" en húngaro deriva completamente del existente en suelo alemán conocido como "Fürst". A partir del siglo XVII, los Austrias comenzaron a concederlo a las familias nobiliarias húngaras, siendo la primera y por un muy largo tiempo la única en llevarlo la familia Esterházy de Galántha. A diferencia de los títulos nobiliarios húngaros heredados por la familia entera, el caso del título de Príncipe era similar al de Occidente, solo había un Príncipe Esterházy y al morir este, su hijo lo heredaría. Sin embargo, el título sigue ligado a la familia que lo recibió y no se puede transmitir a otras familias por vía materna si no hubiesen hijos varones. Actualmente las siguientes familias húngaras ostentan el título de príncipe:
En húngaro el antenombre nobiliario (en húngaro: nemesi előnév) se expresa colocando el nombre del asentamiento del cual provenía la familia (o de la propiedad donada por el rey en el momento de otorgarle el rango nobiliario a la persona, o de la propiedad en la que la familia haya vivido por más tiempo y con la que se identifica) y agregándole una letra "i" al final que denotaba la pertenencia, el gentilicio (es decir, el "de"). Este antenombre se colocaba antes del apellido, y en muchos casos las familias podían tener dos antenombres. De esta manera la construcción era la siguiente:
En caso de que la familia tenga el título de barón o conde, se expresará de la siguiente manera:
En la Edad Contemporánea con el comienzo del uso del título de "doctor", se expresará de la siguiente manera:
La función del antenombre nobiliario era sencilla: diferenciar quizás apellidos comunes como "Nagy", es decir "Grande" de otras familias nobles o innobles, lo que también brindaba prestigio social a la persona y a la familia. El uso de los antenombres dependía del noble. Si así lo deseaba en el obituario, tarjeta de presentación, u otros escritos publicados podía aparecer con o sin él. El uso del antenombre era desde luego por ende, un privilegio, no una obligación que fungía como herramienta de distinción.
A lo largo de los siglos la entitulación, es decir el apelativo de respeto que se utilizaba para dirigirse a la nobleza fue variando según las costumbres y eventos de los siglos. Siempre existió la diferenciación entre la alta nobleza (que durante la Edad Media y comienzos de la Edad Moderna aún no estaba titulada) y en el caso de estos eran entitulados como "magnificus dominus", en húngaro "nagyságos úr". La nobleza regular por otra parte, era entitulada como "egregius", o distinguido, en húngaro "vitézlő". Esta entitulación era exclusiva para los hombres e iba ligada a su papel como soldado combatiente. Las damas de la nobleza regular por lo general eran entituladas como "nobilis domina", aunque también se usaba "generosus dominus", o equivalente a "bien nacido" o a "excelente", propio de alguien que proviene de un "genus" u origen ilustre. Su acepción femenina de "generosa domina" también era frecuente durante la Edad Media.[2][3]
Con la llegada del siglo XVII, y la expulsión de los turcos del reino, numerosos cambios políticos y sociales fueron implementados. El uso del término "egregius" dayó en desuso y comenzó a cobrar popularidad la entitulación de "perillustris dominus", es decir "ilustre señor". La aristocracia comenzó a utilizar doble entitulación: "Spectabilis et Magnificus dominus", pero siempre conservando para sí el "magnificus". La nobleza no titulada podía tener doble entitulación, pero esta solamente la recibía aquel que ocupaba un cargo importante de la administración pública. De esta manera el noble no titulado recibía la entitulación de "Spectabilis et generosus dominus".
Luego de la revolución de 1848, los privilegios de la nobleza y el servilismo fueron abolidos finalmente en 1859 (así como en España ocurrió en 1834). De ahí en adelante miembros relevantes de la sociedad comenzaron a utilizar diversas entitulaciones que eran antiguamente privilegio de la nobleza. El cambio principal debido a la "inflación" de las entitulaciones ocurrió después de la Primera Guerra Mundial. Los jueces y abogados que eran "ilustres señores" (tekintetes) pasaron a ser "magnificos señores" (nagyságos), y los vicegobernadores de provincias, los miembros del parlamento, los consejeros, pasaron a ser "ilustrísimos señores" (méltóságos). De esta manera en el periodo entre guerras, incluso la entitulación de "magnificus" era de uso común por cualquier hombre o dama respetada de la sociedad, sin importar su rango nobiliario o profesión.
Puesto que junto a Polonia y a España, Hungría es uno de los países de Europa que contaba con uno de los mayores porcentajes de nobleza es prácticamente imposible mencionar a todas las familias relevantes sin omitir a muchas de ellas.